Es el primer vicepresidente en ejercicio inculpado; el juez Lijo consideró que aceptó como soborno acciones de la imprenta Ciccone; también procesó a Núñez Carmona, Vandenbroele, Ciccone y un alto jefe de la AFIP; el fallo se difundió a las 22.50.
Por Hernán Cappiello
Amado Boudou se convirtió anoche en el primer vicepresidente argentino en ejercicio en ser procesado por un acto de corrupción. Según la Justicia, aceptó como soborno el 70% de las acciones de la imprenta Ciccone para hacer negocios para sí, y se interesó en los trámites para levantar su quiebra.
Por eso el juez federal Ariel Lijo lo procesó por los delitos de cohecho pasivo (que implica recibir coimas) y negociaciones incompatibles con su función, delitos que se castigan con una pena de seis años de cárcel como máximo.
Esta decisión implica un fuerte impacto político para el Gobierno, en el momento en el que enfrenta una delicada situación por el fallo de la justicia de Estados Unidos que obliga a pagarles a los holdouts.
Según el juez Lijo, Boudou actuó con su socio y amigo José María Núñez Carmona , y se valió del contador Alejandro Vandenbroele como su testaferro, según escribió en 333 carillas. Todos quedaron procesados como partícipes del delito de cohecho y negociaciones incompatibles.
También quedaron procesados los empresarios que ofrecieron el 70 % de las acciones de Ciccone Calcográfica como coima para salvar la firma de la quiebra y generar nuevos negocios con el Estado. Nicolás Ciccone fue procesado por cohecho activo y su yerno Guillermo Reinwick, como partícipe del delito. Asimismo, fue procesado el ex jefe de asesores de la AFIP Rafael Resnick Brenner como partícipe por facilitar el plan de pagos para levantar la quiebra de la imprenta, en ese momento acosada por deudas fiscales.
Lijo aceleró los tiempos y firmó los procesamientos anoche al filo de las 23. Tenía previsto resolverlos en 15 días, pero los imputados buscaron dilatar las indagatorias con sus pedidos de prórroga, y ayer Boudou pidió ampliar nuevamente su indagatoria.
Lijo les prohibió a todos la salida del país, sin autorización judicial, excepto a Boudou. Y no les impuso prisión preventiva porque dijo que no hay motivos para pensar que entorpezcan la causa. Aunque no descartó hacerlo si ocurre en el futuro. Con respecto a Boudou, sus fueros no impiden procesarlo, aunque sí arrestarlo.
El juez tuvo en cuenta como una de las pruebas clave que permitieron llegar al procesamiento la evolución patrimonial de los acusados principales: mientras Boudou y Núñez Carmona se hacían millonarios, Vandenbroele perdía plata. En 2011 Vandenbroele tuvo un patrimonio neto negativo de $ 235.324, en tanto Núñez Carmona declaró más de 9 millones y Boudou más de un millón.
"Vandenbroele se trataba de un empleado y no de un empresario con capacidad económica para adquirir empresas, invertir dinero y contratar con el Estado nacional", señala el escrito. El juez postergó una decisión sobre el director ante el Banco Mundial, Guido Forcieri, y excluyó de sus consideraciones al titular de la AFIP, Ricardo Echegaray.
La otra evidencia clave fueron los cruces de llamadas telefónicas entre los números celulares de Boudou, de su novia Agustina Kampfer, de su secretario Eduardo Romano, del resto de los acusados y hasta de un número de Mar del Plata de una sociedad supuestamente ligada a una familiar del vicepresidente. Esas llamadas ocurrieron en días clave y en secuencia cuando se daban acontecimientos importantes del caso, como el traspaso de las acciones de Ciccone a The Old Fund y el ingreso de fondos que impidió la quiebra de la empresa. También coincidió con las reuniones que Lijo dio por probadas entre Boudou y los Ciccone en Telefé y en I Fresh Market de Puerto Madero, donde les garantizó que se haría el negocio y les ratificó la seriedad el asunto dado que él estaba detrás del negocio. Lijo argumentó que justamente se buscaba ocultar que esas llamadas estaban dirigidas a Boudou como indicio de la ilegalidad de la maniobra.
Las llamadas, cuando se cobró el dinero que se transformó en dólares entre Boudou, su secretario Romano, Núñez Carmona, Vandenbroele, se sucedieron en minutos y en secuencia. Se determinó que en varias comunicaciones de Núñez Carmona con Alejandro Vandenbroele, tanto los celulares de Núñez como Boudou detectaron la misma antena de tel fonía -Machaca Güemes 351- lo que permite, al menos, presumir que se encontraban juntos. En esa cuadra vive Boudou. El juez dio por probado que la maniobra de Boudou, como ministro de Economía, junto a Núñez Carmona, adquirieron el 70% de la firma Ciccone Calcográfica de parte de Nicolás y Héctor Ciccone. No sólo dijo probar el vínculo de Boudou y Núñez Carmona con Vandenbroele, sino que logró acreditar que ellos eran los verdaderos dueños de The Old Fund y de Ciccone.
"Se ha demostrado el papel que le asignaron a Vandenbroele de persona interpuesta en la maniobra", escribió el juez. Y describió que Boudou y Núñez Carmona se desdoblaron en sus funciones de modo que uno aportaba su condición de funcionario, primero como ministro de Economía y luego como vicepresidente de la Nación, ejerciendo toda la influencia que implicaban sus cargos; y el otro llevaba a cabo acciones que Boudou no podía realizar por su cargo.
Lijo dio por probado que con intervención de Boudou, y Núñez Carmona, The Old Fund, vía Vandenbroele, se convirtió en la consultora que cobró 7 millones de pesos para refinanciar la deuda formoseña. Fue el primer negocio del trío.
Luego The Old Fund se utilizó para apropiarse de Ciccone. Lijo probó que Nicolás Ciccone buscó el auxilio de Boudou, a través de su yerno Reinwick para salvar su empresa y le propuso el negocio ilícito a Boudou en dos encuentros realizados en Telefé y en I Fresh Market. A raíz de ese segundo encuentro las llamadas son reveladoras: "En horarios previos a que la reunión tuviera lugar, Amado Boudou, a través del teléfono de su novia, Agustina Kampfer, llamó a Núñez Carmona a las 08:47:04, a los tres minutos, Núñez Carmona llamó a Vandenbroele, a los cinco minutos, Vandenbroele llamó a Reinwick, a los cuatro minutos, Reinwick llamó a Olga Ciccone. Y luego Núñez Carmona y Vandenbroele vuelven a hablar en dos oportunidades a los ocho minutos y cinco minutos: la reunión estaba arreglada y los involucrados ya estaban avisados. Es decir, la secuencia de llamadas detalladas entre los involucrados en un término de veinticinco minutos aproximadamente, y siendo sólo un rato antes del encuentro, corroboran que en esos llamados se acordó el punto de encuentro y horario en el que iban a reunirse con Amado Boudou", dijo Lijo. La tira de llamadas se inició con la de Kampfer, lo que "lo que permite inferir que el llamado fue realizado por Boudou. Fue la primera vez que utilizó ese celular para realizar una llamada vinculada al negocio de Ciccone", dijo el juez.
Lijo estableció que el acuerdo de cesión de acciones ocurrió entre el 1 y 2 de septiembre de 2010, a través de Núñez Carmona y Vandenbroele en el estudio jurídico de Eduardo Taiah. Ese día los llamados entre los participantes también arreciaron incluso con un número marplatense de una sociedad constituida por Rosana Lía Venturino. Esta mujer es hermana de Verónica, casada con Juan Bautista Boudou, hermano del vice. Para Lijo esas llamadas fueron atendidas por alguien del círculo íntimo de Boudou. Lijo contó cómo se obtuvo un plan de pagos de la AFIP para saldar la deuda tras una carta de Boudou que recomienda salvar la empresa, los esfuerzos de Boudou por bloquear una licitación que favoreciera el reequipamiento de la Casa de Moneda y dejar sin competencia a Ciccone para imprimir billetes y describió el máximo negocio que obtuvo la firma controlada por el trío: imprimir papel moneda.
La Nación.com (28/6/14)
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