martes, 24 de noviembre de 2015

La herencia que deja el kirchnerismo.

Estancamiento, inflación, deuda pública, interior productivo al límite, copamiento del Estado con ñoquis, depredación de los recursos naturales. Algunas de las variables que Cristina Kirchner le deja como legado a Mauricio Macri.

Fuerte aumento de la inseguridad
Durante el gobierno kirchnerista, la inseguridad es el déficit más marcado que ha tenido su gestión. En estos últimos años la sociedad ha sido testigo de cómo se han convertido delitos con una inusitada violencia que ha llevado a que los crímenes sean una constante del panorama social argentino.
La política garantista efectuada por el kirchnerismo en la mal llamada década ganada, lo llevó a impulsar cambios profundos en el Código Penal y el Código Procesal, que sirvió para resentir el aparato judicial y no detener la ola de inseguridad que vive la Argentina.
Se desguazaron las fuerzas de seguridad y se propuso a cambio una supuesta profesionalización de las mismas, que solo convirtieron a la Policía, Gendarmería y las Fuerzas Armadas, en arietes del poder político sin poder real de fuerza para combatir el delito en el país. 
Economía con freno de mano
Las economías regionales se encuentran atravesando su peor situación en décadas, con un campo que no produce lo que podría producir por los aprietes gubernamentales, y con un sector productivo en crisis, que ve en las acciones del Ejecutivo, una forma más de presionar a aquellos que generan trabajo y riqueza genuina para el país, como lo son las Pequeñas y Medianas Empresas (Pyme).
El interior argentino está en una sequía industrial pocas veces vistas, y a eso se le suman los datos mentirosos del Indec K, que advierte que en los lugares más pobres del país, casos Chaco y Formosa, el desempleo y la pobreza no existen, y se vive en una panacea pocas veces vista en Argentina.
Esta crisis no hace más que dejar al descubierto la falta de un plan consistente por parte de Axel Kicillof y sus errores estratégicos de la conducción económica, que han dejado a la Argentina sin margen para generar políticas que puedan posibilitar la recuperación económica.
Banco Central en rojo
Una de las iniciativas llevadas adelante por el gobierno nacional para sostener la actividad económica y su relato, fue el uso masivo y a discreción de las reservas internacionales del Banco Central, dejando un panorama por demás complicado para la gestión de Cambiemos de cara al corto plazo.
La entidad pública había alcanzado un nivel récord de reservas en el mes de enero del año 2011 con 52.654 millones de dólares, hoy las mismas están  apenas por encima de los 26.000 millones, y especialistas advierten que las reservas llegan a 12.000 o 13.000 millones de dólares, avizorando un presente oscuro para las próximas autoridades.
A eso hay que agregarle que la Base Monetaria, que es el dinero legal en circulación más las reservas del BCRA, se ubica por estas horas en los 22 pesos por dólar.
Inflación: una bomba a punto de explotar
“Si realmente la inflación fuera del 25%, el país estallaría por los aires”, afirmó la presidenta Cristina Kirchner en 2012 ante los estudiantes de Harvard. La realidad indica que hoy la inflación real supera ese número, y los planes encarados por el Ejecutivo para controlarla, han fracasado rotundamente.
Cuando asumió el kirchnerismo en 2003, la inflación anual no alcanzaba el 13%, 12 años después, la misma ronda entre el 25 y el 30%. Estos índices sostenidos a lo largo del tiempo, principalmente desde 2007 en adelante, solo han servido para que el nivel de vida de más de 40 millones de argentinos vaya en franco declive.
Al no aceptarla oficialmente por los números mentirosos del intervenido Indec, esto ha hecho que la inflación se convirtiera en el peor enemigo para el sistema financiero, y si a eso se le agrega una emisión descontrolada, el cóctel que se deja puede resultar explosivo para la realidad del país.
La predicción de CFK en Harvard, puede llegar a darse y el país estallar por los aires con secuelas políticas y sociales imposibles de pronosticar.
La crisis del relato K
La mal llamada década ganada se valió de una serie de ficciones económicas para sostener su relato, que no han parado de caerse por su propia inconsistencia. Uno de ellos ha sido el de la deuda pública, hablándose de que es muy baja y llega al 8% del PBI, cuando en realidad la misma trepa hoy por encima del 45% del PBI.
Los últimos datos oficiales datan de 2014, y allí se da cuenta que la deuda pública llega a los 233.381 millones de dólares, 60.000 millones más que cuando asumiera CFK el poder en 2007, cuando llegaba a los 173.585 millones.
La deuda en vez de descender, no cesó de aumentar, generando inconvenientes en la economía, llevando a una fuerte caída de la producción industrial, estancamiento en la creación de empleo y una pérdida del poder de compra de los salarios, que heredará Mauricio Macri y que le costará sacar de la lenta agonía en la lo sumergió el kirchnerismo.
Letal avance de la droga
La Argentina en la última década, dejó de ser un país de tránsito para la droga y el narcotráfico, para pasar a ser un país consumidor y productor de estupefacientes.
Los gobernantes, con Aníbal “La Morsa” Fernández a la cabeza, crearon las condiciones para que los grandes carteles internacionales crearan sus refugios en nuestro país, con sicarios y mercaderes de la muerte, que han convertido a la Argentina en un ensayo de prueba de su expansión regional.
Falta de radarización en las fronteras hizo que las mismas se convirtieran en un colador. A ello se le suma , Fuerzas Armadas y de Seguridad totalmente desprovistas de armas para luchar contra este avance abrumador, así como la falta de la más mínima educación en sus filas, ha llevado a que la Argentina sea un territorio deseable por los carteles de droga por su estado de total desamparo.
Depredación y saqueo al extremo
El doble discurso oficial habló durante 12 años de proteger los derechos argentinos sobre la extranjerización de la economía, cuando en realidad lo único que se ha realizado es una parafernalia de leyes para proteger el avance de las multinacionales, perjudicando a empresarios y productores nacionales.
El saqueo de los recursos naturales que comenzó en los años '90, se continuó dando en forma sistemática bajo el kirchnerismo. Empresas como Chevron, Barrick Gold, Monsanto, Cargill, Syngenta, Pacific Rim Mining, Dow AgroSciences, Chapman Freeborn, entre otras, consumieron las riquezas del país en beneficio de manos extranjeras y llevando a los desastres sociales y ambientales como el de Veladero en San Juan, demostrando una vez más cómo el kirchnerismo pensó solo en sus propios intereses y no en el bienestar de la sociedad en su conjunto. 
Justicia maniatada
A través de diferentes acciones, el kirchnerismo avanzó arbitrariamente contra el Poder Judicial. Primero con la “democratización” de la Justicia, luego con la reforma del Consejo de la Magistratura, con los cambios introducidos al Código Procesal Penal, entre otros temas, que buscaron lograr la impunidad una vez abandonado el poder el próximo 10 de diciembre.
El gobierno se ha movido con una total inmunidad en su intención de nombrar jueces afines integrantes de La Cámpora o Justicia Legítima, que le sean favorables a sus dictados. 
Es tan grande la intromisión K en la Justicia, que despertó el rechazo de organismos internacionales, que piden acabar con la persecución hacia aquellos magistrados que investigan a funcionarios implicados en hechos de corrupción, como una forma de avanzar en la institucionalidad y el republicanismo en la Argentina.
Ñoquis al por mayor
Una de las peores herencias que dejará el oficialismo a Mauricio Macri, será la infinidad de ñoquis en la administración pública, la mayoría de ellos militantes rentados de La Cámpora y agrupaciones afines al kirchnerismo.
En las últimas semanas pudieron verse designaciones masivas de integrantes de la formación que conduce Máximo Kirchner, en organismos como Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino, Télam, Canal 7, FAdeA, que se transformaron en guaridas del kirchnerismo duro para subsistir políticamente el traspaso presidencial del 10 de diciembre, y a partir de allí pensar en una hipotética vuelta triunfal de Cristina Kirchner al poder en las elecciones del 2019. Una locura.
Incluso no temieron realizar ardides, como el haber nombrado en el Congreso nacional entre gallos y medianoche, a los camporistas Julián Álvarez y Juan Ignacio Forlón como miembros activos a la Auditoría General de la Nación (AGN), ingreso que fue frenado en la Justicia.
La falsa revolución ferroviaria
Uno de los grandes desafíos que tendrá la gestión macrista, será sin dudas en los ferrocarriles, A lo largo de la mal llamada década ganada, el kirchnerismo incurrió en un fuerte gatopardismo, es decir, cambiar algo para que nada cambie. 
El ferroviario es uno de los ámbitos donde mejor se vio esto, ya que a pesar de su prédica a favor de un tren nacional y popular, se vieron grandes negocios hechos a espaldas de la sociedad donde se rifaron cientos de millones de pesos en concepto de subsidios, que terminaron con la muerte de 52 personas en el trágico accidente de Once de febrero de 2012.
La falsa revolución ferroviaria de Florencio Randazzo, hizo que la falta de un plan estratégico en materia ferroviaria, llevó a que la política menemista de “ramal que para, ramal que cierra”, se siguiera implementando ciegamente sin grandes cambios. 

Hoy en la Noticia (ed. 24/11/15)

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