domingo, 13 de diciembre de 2015

Las esperanzas se renuevan.


Por: Darío H. Schueri 
De la misma manera que el malhumor social se disemina como un denso y maloliente vaho que contamina el medio ambiente político hasta incomodar a los gobernantes, la sensación de esperanzas colectivas, genera un estado de ánimo optimista basado en la expectativa de resultados favorables que contagia positivamente a quienes gobiernan.
En estos días de cumpleaños de la democracia, en cada rincón del país los espíritus ciudadanos esperan prudentemente confiados que los gobernantes que ellos mismos pusieron en el sitial que estarán, no los defrauden. O al menos que no los defrauden tanto. No se puede dar todo a todos, y a la misma vez. La felicidad nunca es total. Como dijera a manera de slogan de campaña, y ahora lo repite como consigna de gobierno el flamante Presidente de la Nación Mauricio Macri: “vamos a trabajar para estar cada día un poco mejor”.
Sería loable pues que cada uno de los reanimados votantes del actual Presidente, básicamente quienes tienen mayor responsabilidad social: el empresariado, no nos dé la razón cuando solemos decir que normalmente el compromiso ciudadano con quien será su mandatario se termina cuando introduce el voto en la ranura de la urna.
No dejaba de ser cierto que la ex Presidente recurriera a imaginarios enemigos, sobremanera entre el empresariado, para alimentar severos discursos admonitorios, y darle cierta épica heroica a su faena de gobernante; pero tampoco se puede soslayar que no pocas veces motivos no le faltaban para blandir el látigo verbal. Casi siempre con escaso éxito, es verdad. A pesar de las pistolas de Moreno sobre la mesa muchos sectores empresarios hicieron lo que quisieron. Los rubros alimentación y telecomunicaciones encabezan la triste zaga.
Hoy ocupa el centro de la escena nacional, devenido en político y gobernante, un par de esos empresarios a los que el incauto Ministro de Economía Juan C. Pugliese en 1989 en medio de una gran crisis financiera les habló con el corazón y le respondieron con el bolsillo. Se supone que Macri les conoce el mapa genético, y que no habrá peor astilla que la del mismo palo.
La Dra Cristina Fernández de Kirchner dejó el poder en medio de un vodevil del traspaso de mando, después de 28 años ininterrumpidos de disfrutar el poder, desde aquella noche lejana de 1987 cuando Néstor ganó la intendencia de Río Gallegos.
El Ing. Mauricio Macri prometió a los argentinos decirles siempre la verdad, por más cruel que sea. Pues estemos preparados entonces para las revelaciones con las que sus funcionarios, básicamente los de Hacienda y del BCRA nos desayunarán a partir de este lunes cuando tomen posesión de sus cargos y los colaboradores les acerquen las carpetas. El economista rosarino Salvador Distéfano definió que tanto Macri como Scioli hicieron en campaña promesas que no podrán cumplir; al menos en lo inmediato.
En Santa Fe el cambio continúa con sus altibajos.
El Ing. Miguel Lifschitz tomó la tercera posta frentista con la homérica tarea de gobernar en un mar de desafíos internos y externos, que pondrán a prueba la resistencia de los materiales del FPCyS.
Ante la Asamblea Legislativa después de jurar como Gobernador hilvanó un discurso de fuerte tono humanista, pero con firme presencia institucional.
La aparición de Cambiemos, con el radicalismo enfrascado en una sinuosa  relación societaria por partida doble, compartiendo poderes en la Provincia y la Nación junto al FPCyS y el PRO (enfrentados hace meses en las elecciones provinciales) pone a la coalición santafesina en una situación desafiante frente al peronismo, si lograra unirse, de cara al 2019; previo paso por las siempre determinantes elecciones de medio término del 2017.
Cambiemos puede llegar a inocular dentro del FPCyS un peligroso germen para el cual no desarrollaron anticuerpos, toda vez que el Frente gobernante santafesino está preparado para enfrentar a un enemigo exógeno natural: el peronismo; pero no tiene defensas listas para enfrentar microorganismos que pueden enquistarse en las propias células, generando una enfermedad que podría ser letal dentro de cuatro años.
Por lo pronto, las primeras consecuencias del fatigoso armado ministerial del Gobernador Miguel Lifschitz (independientemente de las virtudes humanas y profesionales de los elegidos) comenzaron a sentirse antes de jurar como Gobernador. El radicalismo se partió legislativamente, comenzando por los Senadores.
La desnivelada relación entre los senadores radicales, hizo eclosión el día de la jura con la explosión verbal de Hugo Rasetto, que terminó con los tres integrantes sureños del sector interno M.A.R  (Hugo Rasetto del Depto Iriondo; Germán Giacomino del Depto Constitución y Lisandro Enrico del Depto Gral López) no solo escindidos del bloque del FPCyS presidido por Felipe Michlig (del sector NEO), sino conformando una bancada propia con nombre distinto: Frente Progresista del Sur, que en esta primera etapa presidirá el venadense Lisandro Enrico, quien ya tranquilizó al Gobernador Miguel Lifschitz sobre la pertenencia al proyecto.
Felipe Michlig liderará el bloque del FPCyS integrado por los tres senadores radicales norteños NEO: el propio Michlig del Depto San Cristóbal; Rodrigo Borla de San Justo y Orfilio Marcón de Gral Obligado, junto a los socialistas Emilio Jatón (La Capital) y Miguel Capiello (Rosario).
El Gobernador Lifschitz quedó algo inquieto, toda vez que además le informaron que en el ala de Diputados, los 4 representantes radicales de NEO (Tejeda, Martino, Henn y Yaccuzzi), pese a los esfuerzos por la unidad de los líderes del M.A.R. Santiago Mascheroni y Julián Galdeano, copiarían lo actuado por los tres senadores sureños del M.A.R y también armarían rancho aparte.
Este panorama escabroso se da justo cuando por primera vez desde que llegó al poder en 2007, el Frente Progresista tendrá mayoría propia en la Asamblea Legislativa. Durante el mandato de Hermes Binner estuvo en manos del PJ, con 35 legisladores contra 34 del Frente Progresista. En el período, iniciado en 2011 con la asunción de Bonfatti, la buena elección realizada por el justicialismo en la categoría de diputado amplió la diferencia: el PJ tuvo 39 votos contra 23 del oficialismo y siete del PRO.
A partir de la excelente elección con Antonio Bonfatti (quien se llevó a su casa la réplica del bastón original del Brigadier Gral López, cosa que ningún otro Gobernador hizo, merced a un minucioso trabajo de investigación de su ex directora de Ceremonial Andrea Giammaria) encabezando la lista de diputados, el oficialismo ganó cómodo esa categoría, y además pudo retener sus ocho senadores. Así, en el período 2015-2019 el Frente Progresista controlará con comodidad la Asamblea Legislativa con 36 votos (28 diputados y ocho senadores) contra 21 del PJ (10 diputados y 11 senadores), 10 del PRO (todos diputados) y dos del Frente Social y Popular (también diputados).
Sin dudas no es un dato menor, toda vez que la Asamblea Legislativa tiene la potestad de designar jueces y funcionarios judiciales (fiscales y defensores) y también nombrar a los postulantes para los organismos de control. De todos modos, esta mayoría en la Asamblea Legislativa no le alcanzará al gobierno para avanzar en la reforma de la Constitución –que Bonfatti anunció en su discurso como titular de la Cámara de Diputados-  que, entre otras figuras pretende plantear la necesidad de instaurar la segunda vuelta, como ocurre a nivel nacional.
Bonfatti tuvo una muy buena relación durante sus cuatro años como Gobernador con los senadores peronistas, a tal punto que en el último asado compartido hace una semana los invitó a no perder la costumbre: “allá somos diez (puros de su sector), ustedes son once”, les dijo enigmáticamente. Lifschitz volvió a blandir (como Obeid, Binner y Bonfatti) la reforma de la Constitución.
Lifschitz marcó su impronta con el presupuesto
Si bien lo elaboraron los técnicos del saliente Gobernador Bonfatti, la impronta del actual Primer Mandatario quedó plasmada en el presupuesto 2016, que contó con la activa participación en el trazo fino de Gonzalo Saglione en su condición de Secretario de Finanzas de Bonfatti y actual Ministro de Economía de Miguel Lifschitz.
La línea visectriz trazada por el actual Gobernador prioriza la seguridad, obra pública y educación. Y el presupuesto es, al fin de cuentas, la expresión financiera de un plan de gobierno.
Lifschitz apunta a una mayor justicia tributaria, para lo cual disminuirá del 3,6% al 3% la tasa de Ingresos Brutos para empresas que facturen menos de 1 millón de pesos. También se exime de ese impuesto a “cooperativas que presten servicios de salud, a las que brinden servicios educativos y a Assa.
El senador por San Cristóbal Felipe Michlig, miembro informante del presupuesto hizo notar que el año próximo habrá un récord absoluto de coparticipación a municipios y comunas, tanto en términos relativos como absolutos, que implica un incremento del 918 % de incremento en la coparticipación a municipios y comunas en nueve años de gestión.
Otro ítems trascendente: el Fondo de Infraestructura Vial Provincial, resignando el Poder Ejecutivo recursos que hoy son de libre disponibilidad para que el 50% de la recaudación del impuesto inmobiliario rural (el otro 50% se coparticipa a municipios y comunas) que hoy pagan los productores santafesinos y que el corresponde al Estado, regrese al sector productivo en mejoras en infraestructura.
Hay cosas que comienzan a encarrilarse en Argentina. Antonio Bonfatti se quejó muchas veces porque la ex Presidente jamás lo invitó a una reunión. Este sábado Mauricio Macri (les anunció que trigo y maíz no tendrán retenciones, y disminuirá el de la soja) convocó a todos los Gobernadores para delinear, juntos, el futuro del país.
– Desde Santa Fe-





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