martes, 1 de noviembre de 2016

Soy hispano y no puedo votar por Hillary Clinton.

por Gustavo Bottan
Soy inmigrante hispano y graduado de MIT. Pero mis amigos no entienden por qué no puedo votar por Hillary Clinton.
Hay varias razones, pero empezaré por la afirmación del presidente Obama de que Hillary es la persona mejor calificada que jamás se postulará a la presidencia de Estados Unidos. ¿De verdad? Treinta años en la política no significa tener capacidad de liderazgo.
Desde sus días de Primera Dama, Hillary no supo trabajar con el Congreso para la reforma de salud. Fue responsable principal del escándalo “Travelgate” y ya son legendarias las historias sobre su terrible temperamento con exabruptos y condescendencia para sus colaboradores y personal de seguridad.
Como senadora por Nueva York, su paso por el cargo fue pobre, pobrísimo: Sólo pudo pasar una ley iniciada por ella misma, aún cuando los demócratas controlaban ambas cámaras. ¿La ley? El cambio de nombre de un edificio federal en la ciudad de Nueva York.
Esto pasó con ella como secretaria de Estado: Libia fue tomada por terroristas; Irak por el Estado Islámico (EI); la mal denominada “Primavera Árabe” que en Egipto significó la llegada al poder de la Hermandad Musulmana; Irán continuó respaldando a los terroristas en Siria, El Líbano, Irak y Gaza; la guerra civil en Siria y su desastre humanitario. Eso sin olvidar las relaciones con Rusia que fueron todo un fiasco: Apoyo ruso a Bashar al-Assad, la invasión de Ucrania, y la toma de Crimea.
Obama y Clinton trataron de demostrar que sus políticas de acercamiento al mundo islámico daban resultados, pero lo que pasaba en Libia, Egipto, y luego en Siria, los contradecía. Por eso, increíblemente, culparon por los ataques a la embajada en Bengasi a un alzamiento popular provocado por un video creado por un cristiano cóptico en Estados Unidos que insultaba la imagen del profeta Mahoma. Clinton continuó repitiendo la narrativa del video, que no era cierta y encima sabiendo desde el principio que el ataque era de terroristas, como demuestran los correos con su hija, Chelsea.
Hillary Clinton inspira poca confianza entre los votantes que la ven como una persona que miente y que no tiene principios. Esa mala imagen se consolidó cuando, como resultado de las investigaciones del Congreso y los pedidos bajo FOIA (Ley de Libertad de Información), se supo del uso de un correo electrónico privado por Clinton y su entorno en la secretaría de Estado. Peor aún, Clinton y su equipo desmentían que hubiera habido algo malo en el uso del correo electrónico privado y en tener servidores propios. Ella siguió desmintiendo hasta que ya no pudo más. Entonces dijo que se trataba de un error. Con su comportamiento, Hillary había puestos los secretos más grandes de la nación al alcance del enemigo.
En cuanto a información clasificada: Clinton no ha sabido manejarla a pesar de haber tomado cursos sobre el tema como cualquier otra persona con acceso a este tipo de información. Habiendo estado en la Casa Blanca y en el Comité de Servicios Armados en el Senado, o bien no aprendió los procedimientos básicos o decidió no cumplirlos.
Yo he tenido el honor de recibir permiso para el manejo de información clasificada cuando trabajé como contratista para el gobierno. Aprendí bien las reglas. Como los demás, recibí entrenamiento especializado que se repetía cada año. Supe que no toda información clasificada lleva marcas para resultar ser sensitiva o confidencial y como todos, tomamos esta responsabilidad seriamente. Por mucho menos de lo que hizo Clinton, muchos terminaron en la cárcel, perdieron sus privilegios o su trabajo.
Y por encima de todo eso, está el problema con la visión que Clinton tiene para Estados Unidos. Aunque hay gente a la que los argumentos sobre la deshonestidad de Hillary no le influye a la hora de votar, la promesa de convertir a Estados Unidos en un país más progresista, debería darnos escalofríos. Después de 8 años de Obama, el rol de Estados Unidos como modelo de libertad, autosuficiencia individual, movilidad social, trato igualitario ante la ley y representación en el gobierno ha disminuido considerablemente.
Cuando se habla de Estados Unidos como un país excepcional, no significa que sea mejor que otros. Simplemente uno se refiere al concepto único de su creación: donde los individuos están realmente representados, las instituciones de gobierno y leyes existen para facilitar que los ciudadanos progresen, no para beneficiar a una autoridad central. Este concepto es diferente del que el mundo conocía: monarquías y realeza, imperios y dictadores que eran la norma. Esto está en peligro con una globalista como Hillary Clinton, que quiere fronteras abiertas, un gobierno intervencionista y así cambiar la naturaleza de la nación.
Por esto y mucho más, no puedo votar por Hillary Clinton.
Gustavo Bottan
© Libertad.org
Informador Público ( • 01/11/2016 • )

No hay comentarios:

Publicar un comentario