viernes, 28 de julio de 2017

Mons. Héctor Aguer arremete contra la telebasura de ShowMatch.


El arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, ha criticado al presentador televisivo Marcelo Tinelli y su programa ShowMatch, el cual es «uno de los símbolos arquetípicos de la decadencia cultural argentina, aunque alcance marcas altísimas en el rating de la vulgaridad».
Mons. Aguer indicá en un carta que envió al diario La Nación, y que no fue publicada por dicho periódico, que es «consciente de la impopularidad de mi afirmación, pero la necesidad de alertar se impone».
El arzobispo sostiene que en ShowMatch, entre otras «lindezas», se da la «crónica actualizada, como si fuera lo más natural del mundo, de la fornicación, el concubinato o el adulterio de los protagonistas del mundo de la farándula».
«Aunque suene odioso, o parezca demodé, tengo que sentenciar: es un mal ejemplo; todo de una impudicia desvergonzada», indica el prelado.
Don Héctor añade que «quizá alguien podría sugerirle al poderoso animador que, por lo menos, no repita continuamente la frase por Dios..., aunque para él no signifique nada».
«Pienso en el segundo mandamiento de la ley judía y cristiana: No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano (Deuteronomio 5, 11). Dios no tiene nada que ver con lo que allí se muestra», concluye el arzobispo de La Plata.
Texto completo de la carta del arzobispo
Carta que Mons. Aguer envió a “La Nación”, y no fue publicada.
Decadencia cultural
     Uno de los símbolos arquetípicos de la decadencia cultural argentina es, según mi opinión, el programa del señor Tinelli, aunque alcance marcas altísimas en el rating de la vulgaridad. Soy consciente de la impopularidad de mi afirmación, pero la necesidad de alertar se impone. Entre otras “lindezas”, se presenta risueñamente en ese espectáculo, la crónica actualizada, como si fuera lo más natural del mundo, de la fornicación, el concubinato o el adulterio de los protagonistas del mundo de la farándula. Aunque suene odioso, o parezca démodé, tengo que sentenciar: es un mal ejemplo; todo de una impudicia desvergonzada. Quizá alguien podría sugerirle al poderoso animador que, por lo menos, no repita continuamente la frase “por Dios…”, aunque para él no signifique nada. Pienso en el segundo mandamiento de la ley judía y cristiana: “No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano” (Deuteronomio 5, 11). Dios no tiene nada que ver con lo que allí se muestra.


Héctor Aguer

DNI 4.415.937
InfoCatólica (27/7/17)

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