Orbán también ha abundado en la inconveniencia de que los países occidentales acojan miles y miles de inmigrantes.
por Julio Llorente
por Julio Llorente
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, es de los pocos líderes europeos que reivindica la esencia cristiana de nuestro continente frente a la amenaza islámica. Por ello, no debe sorprendernos que el mandatario magiar haya difundido un mensaje navideño en el que conmina a los europeos a proteger la cultura cristiana y en el que reflexiona sobre la necesidad de una profesión pública de la fe.
En este sentido, Orbán se ha mostrado convencido de que la fe y enseñanzas cristianas se plasman en nuestros actos cotidianos, con independencia de que participemos o no de los sacramentos: ‘El cristianismo es una cultura y una civilización. Vivimos en ella. No se trata de cuánta gente va a la iglesia o reza con devoción. La cultura es la realidad de la vida cotidiana. La cultura cristiana define nuestra moral, nuestra ética, diaria’, ha aseverado el político húngaro en un artículo publicado en prensa.
Asimismo, el mandatario magiar ha abundado en la inconveniencia de que los países occidentales acojan miles y miles de inmigrantes. De este modo, ha arremetido contra aquéllos que aseveran que un líder político no puede llamarse cristiano si no permite ‘millones de personas procedentes de otros continentes se asienten en Europa’ apelando al deber de ‘amar al vecino como a uno mismo’.
‘Olvidan la segunda parte del mandato: amarnos a nosotros mismos. Y esto significa también proteger aquello que somos. Amarnos a nosotros mismos significa que amamos nuestro país, nuestra nación, nuestra familia, la cultura húngara y la civilización europea’, ha manifestado Orbán en su artículo.
En este sentido, Orbán se ha mostrado convencido de que la fe y enseñanzas cristianas se plasman en nuestros actos cotidianos, con independencia de que participemos o no de los sacramentos: ‘El cristianismo es una cultura y una civilización. Vivimos en ella. No se trata de cuánta gente va a la iglesia o reza con devoción. La cultura es la realidad de la vida cotidiana. La cultura cristiana define nuestra moral, nuestra ética, diaria’, ha aseverado el político húngaro en un artículo publicado en prensa.
Asimismo, el mandatario magiar ha abundado en la inconveniencia de que los países occidentales acojan miles y miles de inmigrantes. De este modo, ha arremetido contra aquéllos que aseveran que un líder político no puede llamarse cristiano si no permite ‘millones de personas procedentes de otros continentes se asienten en Europa’ apelando al deber de ‘amar al vecino como a uno mismo’.
‘Olvidan la segunda parte del mandato: amarnos a nosotros mismos. Y esto significa también proteger aquello que somos. Amarnos a nosotros mismos significa que amamos nuestro país, nuestra nación, nuestra familia, la cultura húngara y la civilización europea’, ha manifestado Orbán en su artículo.
Seguir siendo quienes somosEn esta línea, el mandatario magiar se ha referido, en tono cáustico, a esa idea que nos lleva a concebir la profesión de la propia fe cristiana como una ofensa a los otros credos: ‘Vayamos o no vayamos a la iglesia con asiduidad, no queremos vernos obligados a celebrar el sacramento escondidos para no ofender la sensibilidad de otros’. Recordemos, en relación con esto, que proclamar la divinidad de Cristo podría constituir un delito de odio en Reino Unido.
Otrosí, Orbán ha manifestado su determinación de combatir el fundamentalismo y el terrorismo islámico; realidades que amenazan las tradiciones de los pueblos europeos. ‘No queremos que nuestros mercados navideños sean rebautizados, no queremos que nuestras misas de miedo y angustia, y definitivamente no queremos que nuestras mujeres e hijas sean violadas en Nochevieja’, ha asegurado el primer ministro magiar, que ha conseguido preservar la seguridad de su país.
En esta línea, el líder de Fidesz ha denunciado el afán de las élites europeas de sustituir a la población de los países del Viejo Continente por población islámica: ‘Quieren que dejemos de ser quienes somos. Quieren que nos convirtamos en eso que no somos. Nos quieren mezclar con gente de otro mundo, cambiarnos en nombre de la diversidad’.
En un contexto tan ominoso como éste, Orbán ha mentado el que, de acuerdo con él, habría de ser el principal objetivo de los europeos para los próximos años: ‘Las naciones libres de Europa, los gobiernos nacionales elegidos por ciudadanos libres, tienen un nuevo objetivo: proteger la cultura cristiana.’
La Gaceta
27 diciembre, 2017
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