miércoles, 24 de octubre de 2018

Cuando España evangelizaba medio mundo y era Luz de Trento y martillo de herejes…


«España, evangelizadora de la mitad del orbe; España martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio…; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vetones o de los reyes de taifas. A este término vamos caminando más o menos apresuradamente, y ciego será quien no lo vea» Marcelino Menéndez Pelayo
por Javier Navascués Pérez


En el glorioso Siglo de Oro español, España no sólo descolló con brillantez en la literatura y el teatro universal con egregias figuras de la talla de Cervantes, Lope de Vega y Calderón de la Barca, en pintura con genios como Velázquez, Murillo y Zurbarán, sino que fue luminaria de la Cristiandad con magnos personajes como Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, verdaderos maestros en vida interior y mística, cuyas obras son de una profundidad y calado difícil de superar.

Por su parte en Teología emergieron ciclópeas figuras como Francisco de Vitoria y Francisco Suárez. España fue ciertamente luz de Trento y martillo de herejes. El Santo Oficio contribuyó a preservar la Corona Hispánica de la herejía protestante y a conservar la fe y pureza de la costumbres.

Por ejemplo para contrarrestar los ataques protestantes a la presencia real de Cristo en la Sagrada Forma en esta época y siglos venideros cobraron gran relevancia los autos sacramentales, pieza de teatro religioso, drama litúrgico, de estructura alegórica y por lo general en un acto, con tema preferentemente eucarístico, que se representaba el día del Corpus entre los siglos XVI y XVIII hasta la prohibición del género en 1765.

Después del Concilio de Trento, numerosos autores, especialmente del Siglo de Oro español (siglos XVI y XVII), escribieron autos destinados a consolidar el ideario de la Contrarreforma; entre ellos destacan: Pedro Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Lope de Vega etc... La Ilustración los persiguió y los acabó prohibiendo dos siglos más tarde.


En el siglo XVI surge en la ciudad del Tormes, de forma providencial, un grandísimo movimiento teológico, impulsado por el Padre Francisco de Vitoria O. P., que pasará a la posteridad como Escuela de Salamanca o más propiamente Escuela Hispánica por su honda repercusión en toda la hispanidad. Esta escuela de pensamiento recuperó la escolástica clásica y el tomismo para hacer frente a las grandes herejías de su tiempo y posteriormente a las ideologías de la modernidad, infectadas de inmanentismo y huérfanas de sentido trascendente.

La Escuela de Salamanca tiene hoy más vigencia que nunca pues combate con sólidos argumentos el veneno del liberalismo y modernismo, también infiltrado desgraciadamente en el seno de la misma Iglesia.

El Profesor D. Daniel Marin Arribas, experto en la Escuela, lleva varios años estudiando a fondo la misma de la mano de las sabias enseñanzas de los grandes teólogos hispanos. Conocer las enseñanzas de la Escuela de Salamanca es muy didáctico y pedagógico para comprender la malicia intrínseca del liberalismo y del modernismo, compendio de todas las herejías según San Pío X, pontífice de felicísima memoria.

D. Daniel desarrolla algunos de los grandes temas de la Escuela (condena de la usura, la libertad religiosa, el poder venido de Dios, denuncia de los principales desórdenes morales....) citando las mismas frases de sus maestros. Les invitamos a meditar con gravedad las sentencias salmantinas frente al mundo liberal en este vídeo.

https://youtu.be/NtVq7WQ842U

InfoCatólica  – 23/10/18 10:10 PM

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