por Juan Carlos Monedero (h)Es muy útil cacarear en un lado para que no se sepa lo que realmente ocurre en el otro.
Les cuento que Infobae está muy enojado. O mejor dicho, un tal Nicolás Lucca: “una teoría estúpida” son las palabras que usó en su reciente artículo[1], donde empieza mofándose de los terraplanistas para luego dirigir sus dardos a lo que realmente le interesa. Que ya veremos qué es.
Decíamos que Lucca está muy, muy enojado. Está furioso con el canal TLV1, con la tarea historiográfica de Salvador Borrego (a quien le es más fácil descalificar que intentar rebatir intelectualmente), con el revisionismo histórico argentino… Repartió más tortazos que Sylvester Stallone en Rocky IV pero su agresividad tiene un límite y dentro de poco veremos cuál.
Empecemos por el título del artículo: “La tierra es plana, nacionalista y antisemita”. La estrategia es de cajón: vincular el terraplanismo a las denuncias del nacionalismo, condimentar con la palabra clave –antisemitismo– y así provocar miedo, susto. Pero, ¿a quiénes viene denunciando el nacionalismo?
Lucca–Infobae sabe de la mente, y por supuesto de los botones psicológicos que puede activar en los lectores: la gente tiene terror a quedar como “antisemita”. Estamos siendo condicionados para experimentar este miedo ante cualquier crítica (justa o no) de los judíos. Si usted quiere desprestigiar una idea, vincúlela al antisemitismo y listo. Son técnicas. Al igual que el título: desacreditar el nacionalismo asociándolo con la teoría fantástica de la Tierra Plana. En realidad, no interesa la Tierra Plana como tal. Interesa ensuciar la cancha.
La tierra plana es una teoría estúpida, dice Lucca–Infobae. ¿Qué les pasó a los prudentes, mesurados y dialogantes periodistas? ¿Qué pasó con los elogios reiterados a la libertad de expresión, de pensamiento, propios de este glorioso mundo moderno? “Vos si querés no abortes, pero deja que otros piensen lo que quieran”. ¿Cómo que es una teoría estúpida? ¿Por qué no podemos dejar que los terraplanistas piensen “lo que quieran”? Si eso le hace daño a alguien, no me lo han dicho.
Personalmente no tengo idea del debate sobre la Tierra Plana, de cuya existencia me notifiqué hace menos de un año. Pero creo que tengo algo de idea de los debates en general, así como de las técnicas con las que se suele suprimir los debates incómodos. Hay ciertas palabras cuidadosamente elegidas. Ya vimos el término “antisemita”, fijémonos ahora en la palabra “estupidez”.
Al hablar de la Tierra Plana, Lucca-Infobae escribe que se trata de “teorías tan estúpidas como las que sostienen los antivacunas, los que creen que el hombre no llegó nunca a la Luna, que un líder de masas murió de forma extraña y sobrenatural, que las Torres Gemelas fueron volteadas por los propios Estados Unidos, etcétera”. Así, todo junto. Todo da lo mismo. Yo no sé de todos los temas que se mencionan aquí, ni tengo por qué saber. Pero si el mismo Bill Gates reconoció que las nuevas vacunas forman parte de su plan para hacer descender la población[2], al menos me pondría a leer, en vez de pontificar desde la arrogancia, ¿no?
Los periodistas suelen mostrar los dientes en el final del artículo (cuando ya tienen el terreno abonado). Fíjense cómo Lucca pregunta retóricamente a su público si van a seguir ignorando a estos “conspiranoicos” (o si van a hacer algo contra ellos, se supone), rematando con lo siguiente: “En Brasil hicieron lo mismo –mirar para otro lado– y hoy tienen 87 diputados articulados para combatir las políticas que contradigan cualquier igualdad de derechos en razón de orientación sexual”. ¡Al fin! Esto es lo que le preocupa. Ahora sí entendemos: Lucca-Infobae-Hadad (agreguemos) son agentes de la ideología de género (Si lo dudas, entra en este video y míralo a Lucca hablando de la ESI: https://www.infobae.com/deportes/bcf26524-2065-4332-a9d1-9081d0acdf55_video.html). Ahora cierra todo. Por eso, como dice el artículo, acusar a Soros y a la Masonería es de “conspiranoicos”, hábilmente emparentados con “los estúpidos” que sostienen que la Tierra es plana.
Pero parece que Lucca se siente obligado a explicar algo, por lo que plantea “¿Y por qué se ponen nerviosos de tener que explicarlo (que la tierra no es plana)?”. Y se contesta: “La respuesta es bastante simple: porque nada enoja más que la estupidez voluntaria”. ¡Epa! Pero sigamos leyendo: “No hay forma de no enojarse cuando vemos a personas con todos los recursos al alcance de la mano –literalmente, si es que tienen 4G o WiFi en sus casas– utilizan esos mismos recursos para cuestionar lo obvio”. Oh, Luquitas. Te cuento algunas cositas. Tenemos todos los recursos a mano y seguimos diciendo que el embrión humano no es persona, seguimos diciendo que es un conjunto de células, seguimos diciendo que si es producto de una violación se lo puede matar, etcétera. Vos mismo, de hecho, has saludado el debate sobre el aborto a pesar de ecografías que te desmienten una y otra vez. Tenemos todos los recursos para saberlo, y muchos siguen porfiando con que el aborto es un derecho. Si te vas a indignar, por favor no lo hagas al calor de lo políticamente correcto.
Pero Infobae–Hadad trae más cosas, y ya al final del artículo leemos: “La pregunta que más se escucha entre los conspiranoicos científicos es: ‘¿Por qué no se puede cuestionar que la Tierra es redonda?’. Por una sencilla razón: la ciencia y la humanidad ha avanzado sobre consensos alcanzados de manera empírica. Si hay que detenerse a revisar miles de años de historia científica para explicarle a cada vago con trastornos emocionales, la humanidad no estaría en este momento explorando Marte”. Es uno de los pocos momentos en que el artículo acaricia cierta racionalidad, por lo que emociona. Fue un buen intento, pero ineficaz.
En primer lugar, “la ciencia y la humanidad” son una generalización absolutamente gratuita. No existen. Existen los científicos y los seres humanos. Por otro lado –como explica acertadamente Thomas Kuhn en su libro La estructura de las revoluciones científicas–, los consensos de los científicos duran hasta que nuevos hechos provocan el quiebre del paradigma dominante. La ciencia –esta vez sí– avanza a caballo de una armoniosa síntesis de estabilidad y crítica, de verdades perennes e hipótesis que se suceden unas tras otras, y el consenso científico (muchas veces provocado y artificial) no pasa de ser un indicador.
En otro orden de cosas, la descalificación que Lucca utiliza llama la atención: “vago con trastornos emocionales”. ¿Por qué alguien usaría esta forma despreciativa? Muy científico, ¿no?
Pero el tema de la Tierra Plana, en sí, no parece interesarle mucho a Lucca-Infobae-Hadad: su único argumento es que si tenes 4G y WiFi, lo podes ver vos mismo. Pero entonces ¿a dónde apuntan en realidad sus dardos? “Lo que realmente ha vuelto preocupante el asunto es un hilo conductor que envuelve a casi todos los conspiranoicos, y ese es una exaltación nacionalista estupidizante”. Eureka. Esto es. A Infobae le preocupa que las personas estén dando un crédito cada vez mayor al discurso nacionalista. Por eso construye muñecos de paja para sus adversarios: argumentos ridículos o mal construidos, que nadie dice pero que son fáciles de voltear. Esta operación de discurso –realizada desde un medio tan poderoso como Infobae– constituye un auténtico lavado de cerebro.
Ahora bien, parece que a estos señores le preocupa en particular el nacionalismo católico, dado que hacia el final de su artículo comenta que todas estas personas (terraplanistas, nacionalistas, críticos del sionismo y del judaísmo)“se dicen defensores de la Fe católica, pero corren atrás de los evangelistas para llenar las calles porque Bergoglio les resulta un comunista, a pesar de que la defensa de la Fe católica incluye la creencia en el dogma de la infalibilidad del Papa”. Mala teología amigo, porque debo advertirle cortésmente que no existe el dogma católico de la infalibilidad del Papa (una persona humana). Si existiera, los católicos estaríamos creyendo en lo absurdo (no en el misterio). No es la persona del Papa la infalible sino la definición solemne que, en contadas ocasiones, el Sumo Pontífice ha realizado. ¿Es mucho pedir que Hadad se asesore bien? Parece que sí. Si no se me ofenden, los invito a leer el documento Pastor Aeternus (1870), art. 4, donde se explican las condiciones de la infalibilidad. Digo, para que no sigan diciendo sandeces.
Concluyo. El problema de fondo es que estos periodistas forman opinión, nos guste o no, y el mensaje –subliminal, subterráneo– que comunican es el siguiente: ellos y sólo ellos son quienes deciden qué “puede” discutirse o no. Son ellos los que deciden el margen de “lo razonable”, quién está dentro y quién fuera. Porque no se trata aquí de “la verdad”. Se trata del status de discusión. ¿Vale la pena discutirlo o no? Ya no lo decidirán las pruebas, lo decidirá el termómetro de lo políticamente correcto, unidad de medida respecto de la cual periodistas serviles hincarán entusiasmados las rodillas. Así, estará dentro de lo políticamente correcto discutir si un bebé debe ser asesinado por el simple hecho de estar dentro del cuerpo de la madre. Estará dentro del margen de razonabilidad discutir el consumo de drogas, la legitimidad de la eutanasia, si Carlos y Rodolfo pueden ser una “familia” y adoptar niños. Sí, todo eso sí. Está “dentro”. Ahora bien… ¿Tierra plana? ¡Afuera! ¿Algunas vacunas pueden quizás ser lesivas para la salud? ¡Afuera! ¿Qué el sionismo y la Masoner…? ¡Fuera! Eh, pero mire que hay evidencia que… NO ME IMPORTA.
Y después, los nazis éramos nosotros.
Se dio vuelta la tortilla.
La única pregunta es si usted, estimado lector –usted que ve esto con claridad–, va a actuar dignamente o va a arrastrarse, colocándose como el tapete de estos déspotas de la palabra. O si va a empuñar la espada, saliendo a pelear por la Realidad.
[1] https://www.infobae.com/opinion/2019/03/06/la-tierra-es-plana-nacionalista-y-antisemita/
[2] https://www.youtube.com/watch?v=y0PcT1hPVcE (ver minutos 3,20 a 4,55).
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07/03/2019
Decíamos que Lucca está muy, muy enojado. Está furioso con el canal TLV1, con la tarea historiográfica de Salvador Borrego (a quien le es más fácil descalificar que intentar rebatir intelectualmente), con el revisionismo histórico argentino… Repartió más tortazos que Sylvester Stallone en Rocky IV pero su agresividad tiene un límite y dentro de poco veremos cuál.
Empecemos por el título del artículo: “La tierra es plana, nacionalista y antisemita”. La estrategia es de cajón: vincular el terraplanismo a las denuncias del nacionalismo, condimentar con la palabra clave –antisemitismo– y así provocar miedo, susto. Pero, ¿a quiénes viene denunciando el nacionalismo?
Lucca–Infobae sabe de la mente, y por supuesto de los botones psicológicos que puede activar en los lectores: la gente tiene terror a quedar como “antisemita”. Estamos siendo condicionados para experimentar este miedo ante cualquier crítica (justa o no) de los judíos. Si usted quiere desprestigiar una idea, vincúlela al antisemitismo y listo. Son técnicas. Al igual que el título: desacreditar el nacionalismo asociándolo con la teoría fantástica de la Tierra Plana. En realidad, no interesa la Tierra Plana como tal. Interesa ensuciar la cancha.
La tierra plana es una teoría estúpida, dice Lucca–Infobae. ¿Qué les pasó a los prudentes, mesurados y dialogantes periodistas? ¿Qué pasó con los elogios reiterados a la libertad de expresión, de pensamiento, propios de este glorioso mundo moderno? “Vos si querés no abortes, pero deja que otros piensen lo que quieran”. ¿Cómo que es una teoría estúpida? ¿Por qué no podemos dejar que los terraplanistas piensen “lo que quieran”? Si eso le hace daño a alguien, no me lo han dicho.
Personalmente no tengo idea del debate sobre la Tierra Plana, de cuya existencia me notifiqué hace menos de un año. Pero creo que tengo algo de idea de los debates en general, así como de las técnicas con las que se suele suprimir los debates incómodos. Hay ciertas palabras cuidadosamente elegidas. Ya vimos el término “antisemita”, fijémonos ahora en la palabra “estupidez”.
Al hablar de la Tierra Plana, Lucca-Infobae escribe que se trata de “teorías tan estúpidas como las que sostienen los antivacunas, los que creen que el hombre no llegó nunca a la Luna, que un líder de masas murió de forma extraña y sobrenatural, que las Torres Gemelas fueron volteadas por los propios Estados Unidos, etcétera”. Así, todo junto. Todo da lo mismo. Yo no sé de todos los temas que se mencionan aquí, ni tengo por qué saber. Pero si el mismo Bill Gates reconoció que las nuevas vacunas forman parte de su plan para hacer descender la población[2], al menos me pondría a leer, en vez de pontificar desde la arrogancia, ¿no?
Los periodistas suelen mostrar los dientes en el final del artículo (cuando ya tienen el terreno abonado). Fíjense cómo Lucca pregunta retóricamente a su público si van a seguir ignorando a estos “conspiranoicos” (o si van a hacer algo contra ellos, se supone), rematando con lo siguiente: “En Brasil hicieron lo mismo –mirar para otro lado– y hoy tienen 87 diputados articulados para combatir las políticas que contradigan cualquier igualdad de derechos en razón de orientación sexual”. ¡Al fin! Esto es lo que le preocupa. Ahora sí entendemos: Lucca-Infobae-Hadad (agreguemos) son agentes de la ideología de género (Si lo dudas, entra en este video y míralo a Lucca hablando de la ESI: https://www.infobae.com/deportes/bcf26524-2065-4332-a9d1-9081d0acdf55_video.html). Ahora cierra todo. Por eso, como dice el artículo, acusar a Soros y a la Masonería es de “conspiranoicos”, hábilmente emparentados con “los estúpidos” que sostienen que la Tierra es plana.
Pero parece que Lucca se siente obligado a explicar algo, por lo que plantea “¿Y por qué se ponen nerviosos de tener que explicarlo (que la tierra no es plana)?”. Y se contesta: “La respuesta es bastante simple: porque nada enoja más que la estupidez voluntaria”. ¡Epa! Pero sigamos leyendo: “No hay forma de no enojarse cuando vemos a personas con todos los recursos al alcance de la mano –literalmente, si es que tienen 4G o WiFi en sus casas– utilizan esos mismos recursos para cuestionar lo obvio”. Oh, Luquitas. Te cuento algunas cositas. Tenemos todos los recursos a mano y seguimos diciendo que el embrión humano no es persona, seguimos diciendo que es un conjunto de células, seguimos diciendo que si es producto de una violación se lo puede matar, etcétera. Vos mismo, de hecho, has saludado el debate sobre el aborto a pesar de ecografías que te desmienten una y otra vez. Tenemos todos los recursos para saberlo, y muchos siguen porfiando con que el aborto es un derecho. Si te vas a indignar, por favor no lo hagas al calor de lo políticamente correcto.
Pero Infobae–Hadad trae más cosas, y ya al final del artículo leemos: “La pregunta que más se escucha entre los conspiranoicos científicos es: ‘¿Por qué no se puede cuestionar que la Tierra es redonda?’. Por una sencilla razón: la ciencia y la humanidad ha avanzado sobre consensos alcanzados de manera empírica. Si hay que detenerse a revisar miles de años de historia científica para explicarle a cada vago con trastornos emocionales, la humanidad no estaría en este momento explorando Marte”. Es uno de los pocos momentos en que el artículo acaricia cierta racionalidad, por lo que emociona. Fue un buen intento, pero ineficaz.
En primer lugar, “la ciencia y la humanidad” son una generalización absolutamente gratuita. No existen. Existen los científicos y los seres humanos. Por otro lado –como explica acertadamente Thomas Kuhn en su libro La estructura de las revoluciones científicas–, los consensos de los científicos duran hasta que nuevos hechos provocan el quiebre del paradigma dominante. La ciencia –esta vez sí– avanza a caballo de una armoniosa síntesis de estabilidad y crítica, de verdades perennes e hipótesis que se suceden unas tras otras, y el consenso científico (muchas veces provocado y artificial) no pasa de ser un indicador.
En otro orden de cosas, la descalificación que Lucca utiliza llama la atención: “vago con trastornos emocionales”. ¿Por qué alguien usaría esta forma despreciativa? Muy científico, ¿no?
Pero el tema de la Tierra Plana, en sí, no parece interesarle mucho a Lucca-Infobae-Hadad: su único argumento es que si tenes 4G y WiFi, lo podes ver vos mismo. Pero entonces ¿a dónde apuntan en realidad sus dardos? “Lo que realmente ha vuelto preocupante el asunto es un hilo conductor que envuelve a casi todos los conspiranoicos, y ese es una exaltación nacionalista estupidizante”. Eureka. Esto es. A Infobae le preocupa que las personas estén dando un crédito cada vez mayor al discurso nacionalista. Por eso construye muñecos de paja para sus adversarios: argumentos ridículos o mal construidos, que nadie dice pero que son fáciles de voltear. Esta operación de discurso –realizada desde un medio tan poderoso como Infobae– constituye un auténtico lavado de cerebro.
Ahora bien, parece que a estos señores le preocupa en particular el nacionalismo católico, dado que hacia el final de su artículo comenta que todas estas personas (terraplanistas, nacionalistas, críticos del sionismo y del judaísmo)“se dicen defensores de la Fe católica, pero corren atrás de los evangelistas para llenar las calles porque Bergoglio les resulta un comunista, a pesar de que la defensa de la Fe católica incluye la creencia en el dogma de la infalibilidad del Papa”. Mala teología amigo, porque debo advertirle cortésmente que no existe el dogma católico de la infalibilidad del Papa (una persona humana). Si existiera, los católicos estaríamos creyendo en lo absurdo (no en el misterio). No es la persona del Papa la infalible sino la definición solemne que, en contadas ocasiones, el Sumo Pontífice ha realizado. ¿Es mucho pedir que Hadad se asesore bien? Parece que sí. Si no se me ofenden, los invito a leer el documento Pastor Aeternus (1870), art. 4, donde se explican las condiciones de la infalibilidad. Digo, para que no sigan diciendo sandeces.
Concluyo. El problema de fondo es que estos periodistas forman opinión, nos guste o no, y el mensaje –subliminal, subterráneo– que comunican es el siguiente: ellos y sólo ellos son quienes deciden qué “puede” discutirse o no. Son ellos los que deciden el margen de “lo razonable”, quién está dentro y quién fuera. Porque no se trata aquí de “la verdad”. Se trata del status de discusión. ¿Vale la pena discutirlo o no? Ya no lo decidirán las pruebas, lo decidirá el termómetro de lo políticamente correcto, unidad de medida respecto de la cual periodistas serviles hincarán entusiasmados las rodillas. Así, estará dentro de lo políticamente correcto discutir si un bebé debe ser asesinado por el simple hecho de estar dentro del cuerpo de la madre. Estará dentro del margen de razonabilidad discutir el consumo de drogas, la legitimidad de la eutanasia, si Carlos y Rodolfo pueden ser una “familia” y adoptar niños. Sí, todo eso sí. Está “dentro”. Ahora bien… ¿Tierra plana? ¡Afuera! ¿Algunas vacunas pueden quizás ser lesivas para la salud? ¡Afuera! ¿Qué el sionismo y la Masoner…? ¡Fuera! Eh, pero mire que hay evidencia que… NO ME IMPORTA.
Y después, los nazis éramos nosotros.
Se dio vuelta la tortilla.
La única pregunta es si usted, estimado lector –usted que ve esto con claridad–, va a actuar dignamente o va a arrastrarse, colocándose como el tapete de estos déspotas de la palabra. O si va a empuñar la espada, saliendo a pelear por la Realidad.
[1] https://www.infobae.com/opinion/2019/03/06/la-tierra-es-plana-nacionalista-y-antisemita/
[2] https://www.youtube.com/watch?v=y0PcT1hPVcE (ver minutos 3,20 a 4,55).
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07/03/2019
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