lunes, 27 de mayo de 2019

Lifschitz deberá repensar su estrategia nacional.


Por: Darío H. Schueri  
Las zigzagueantes posiciones de Roberto Lavagna sobre las postrimerías de la semana pasada no hicieron más que terminar de debilitarlo; a tal punto que los gremios que especulaban con su respaldo decidieron volver a su cauce natural: el peronismo explícito; pidiendo un gesto de unidad entre Alternativa Federal y el kirchnerismo.

Fue el propio Gobernador santafesino Miguel Lifschitz, quien admitió que junto a Margarita Stolbizer mediaron con Lavagna para evitar lo que a la postre sería una inevitable realidad: la ruptura entre Consenso 19 (el sector de Roberto Lavagna, Lifschitz, Stolbizer y radicales enojados con Cambiemos) y Alternativa Federal del cuarteto Schiaretti, Massa, Urtubey y Pichetto. “Ahí estuvo la mano del Presidente Mauricio Macri y su amigo de casi toda la vida Juan Schiaretti” (ex empleado del Grupo Socma en los tiempos en que Mauricio Macri era un encumbrado directivo) reflexionó en voz alta un allegado a Miguel Lifschitz. Y sospechamos que no se equivocó.

Sin dudas el lanzamiento a la carrera presidencial de Cristina Fernández junto a su frontispicio Alberto Fernández movió fibras íntimas en el peronismo. Sergio Massa desde siempre pregonó la necesidad de invitar al kirchnerismo a competir en unas PASO junto a los aspirantes de Alternativa Federal y Consenso 19. Roberto Lavagna no decía nada, pero ni siquiera se detenía a pensarlo. Hasta que el miércoles pasado Juan Schiaretti lo blanqueó: Lavagna, si quiere ser el Macho Alfa de la manada (así es como se maneja el peronismo) debería competir contra ellos y sectores kirchneristas. Y ganarles. Para demostrar que hablaba en serio inmediatamente invitó a Daniel Scioli y Marcelo Tinelli a sumarse a su patriada.

Esa fue la frontera trazada ex profeso por el astuto cordobés. Lavagna dijo ese mismo miércoles que no podía competir en una interna del peronismo; y que ése tema era “un capítulo cerrado”; que vanamente intentaron reabrir Miguel Lifschitz y Margarita Stolbizer. “Scioli es mi límite”, clausuró Lifschitz. La novel alianza con los peronistas había caducado.

Alivio en Santa Fe

En Santa Fe, dentro del FPCyS respiraron aliviados: “venimos trabajando mucho para convencer a sectores de pensamiento  nacional y popular que no confían en Perotti, como a los radicales que en abril votaron a cambiemos para que viren su voto el 16 de junio,  pero se nos hace cuesta arriba con Miguel abrazado al peronismo federal”, razonaron.

En el FPCyS saben que cualquier paso en falso los desalojaría del poder que construyeron hace doce años. Los márgenes con Perotti son finitos. De allí que sin hacérselo saber, miraban con inquietante expectativa la incursión nacional del Gobernador Lifschitz.

A los radicales en el Frente nunca los sedujo del todo ese maridaje con peronistas; siempre desconfiaron del peronismo “Federal”. “Los peronistas no son ni federales ni unitarios, son peronistas y punto; y deberíamos haber aprendido la lección con la reforma de la Constitución de Santa Fe. Kirchneristas acérrimos y no kirchneristas se unieron tras la candidatura de (Omar) Perotti con el afán de llegar al poder”, pisoneaba otro conspicuo dirigente radical en el FPCyS.

Antonio Bonfatti prefiere no opinar sobre las vicisitudes de Miguel Lifschitz: “nuestro objetivo es mostrarle a los santafesinos el verdadero y revolucionario cambio y transformaciones que hicimos en estos doce años, y que vamos a seguir afianzado si nos dan nuevamente su voto de confianza”, esquiva.

De todos modos, socialistas y radicales saben de la tozudez política del Primer Mandatario santafesino, y confían en su prudencia a la hora de seguir caminando el minado territorio nacional. Lifschitz ahora aguarda el resultado de la Convención radical de este lunes en Parque Norte para dar su siguiente paso.

En Consenso 19 aspiran a que la corriente de radicales alborotados con Cambiemos, se transforme en una caudalosa oleada que rebalse la coalición nacida en la entrerriana Gualeguaychú en el 2015 y mire a Roberto Lavagna como contrafigura de Mauricio Macri.

Sospechamos que no ocurrirá. Otra vez el Tótem de Cristina Fernández se erigirá como un mojón que les advertirá sobre los maleficios que sobrevendrían si decidieran terminar con Cambiemos: que ella retorne al poder.

Hace tiempo subrayamos que en este país con las venas abiertas en el 2008 por la “crisis del campo”, solamente hay dos personas con posibilidades de continuar o llegar al poder: Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner. Roberto Lavagna, y así lo abonamos nosotros en esta columna desde hace tiempo, pudo haberse erigido como el elemento catalizador para una sociedad anhelante. Mauricio y Cristina se encargaron de que eso no ocurriera.

Como patética contracara de la canción musical noventista “el amor es más fuerte”, y a pesar de los ruegos de Monseñor Sergio Fenoy durante el Tedeum de este 25 de Mayo, la crispación (por no decir odio) es más fuerte en Argentina.

 
– Desde Santa Fe 26.5.19--
 

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