Cuando los gobernantes se dedican a exaltar el mal, a propagar el error, a saquear los bienes morales que constituyen la principal riqueza de un pueblo, es natural que acaben organizándose como bandas de ladrones, mientras el pueblo chapotea en la sentina de los vicios. Juan Manuel de Prada
viernes, 3 de abril de 2020
Al gobierno se le complica el manejo de la crisis
por Carlos Tórtora
El gobierno empieza a acusar recibo de que será más difícil la salida de la cuarentena que su instalación.
Las larguísimas filas de jubilados en la calle para poder cobrar su jubilación no sólo multiplicaron los riesgos de contagio sino que estropearon la imagen de eficiencia que se había ganado la Casa Rosada implantando la cuarentena total con anticipación al crecimiento de los contagios. El episodio de los jubilados es el fruto de la imprevisión oficial ya que, siendo la banca una actividad esencial, se debió haber previsto antes una atención mínima para el cobro de jubilaciones y pensiones.
Pero no fue el único paso en falso del oficialismo. Ginés González García intentó que por decreto los recursos del sistema privado de salud fueran declarados de interés público. La medida, con olor a estatización, no sólo provocó la reacción de los empresarios privados de la salud sino una ola de desconfianza en la clase media, que es sensible a cualquier avance del gobierno sobre la actividad privada. Alberto Fernández dio marcha atrás con la idea pero sufrió su desgaste, aumentado por sus elogios a Hugo Moyano, que puso a disposición del gobierno el sanatorio Antártida. La imagen negativa del jefes de los camioneros suele afectar a los que se le acercan.
El desborde
A esta serie de errores se le suma que los informes que están arrimándole al Ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo varios intendentes del conurbano hablan de riesgo de un estallido social. La ecuación es simple: la cuarentena paralizó casi totalmente el trabajo en negro, del cual vive la mayor parte de la población del conurbano. Esto hizo aumentar exponencialmente la demanda de comida, que el estado sólo pudo incrementar parcialmente. A partir del coronavirus, las previsiones del plan alimentario iniciado en diciembre empezaron a quedar cortas.
En síntesis, la salida de la cuarentena, que sería gradual, acumularía una bomba social de difícil contención. Hasta el momento, Alberto pudo cosechar suficiente aprobación como para considerarse exitosa la administración de la crisis. Pero ahora los nuevos datos de la realidad parecen tomar desprevenido al gobierno, que acertó en no minimizar al coronavirus pero tal vez no midió del todo bien la magnitud del desastre económico que se estaba iniciando.
• 03/04/2020 • InformadorPúblico.com
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