Los implicados eran «una camarilla bien financiada de personas poderosas»
@ElentirVigo EN Sab 6·2·2021 · 7:01 3
En estas últimas semanas, muchos medios tacharon de “conspiranoicos” a los que hablaban de un complot para alterar las elecciones presidenciales en EEUU.
El emotivo discurso de despedida de Trump como 45º presidente de los Estados Unidos
Los últimos mensajes de Trump en Twitter: leyéndolos se ve la causa real de la censura.
Pasmoso artículo en Time reconociendo sin rodeos una «conspiración»
Los gigantes de las redes sociales, como Twitter y Facebook, incluso emprendieron medidas de censura para castigar a los que afirmasen que se había cometido un fraude electoral. Después de esa campaña de descalificaciones y de censura, y una vez Joe Biden ya se ha instalado en la Casa Blanca, ha saltado la sorpresa desde el sitio más inesperado. Ayer la revista progresista Time, afín a Biden, publicaba un escandaloso artículo en el que no sólo no niega la existencia del complot, sino que incluso presume de él. La revista enlazó el artículo a las 5:01 de la madrugada, hora peninsular española, en su Twitter:
Una «conspiración» con el cínico pretexto de «salvar las elecciones»
El artículo se titula “La historia secreta de la campaña en la sombra que salvó las elecciones de 2020” (pulsa aquí para leer el original y aquí para leer una traducción automática al español). La autora del artículo es Molly Ball, una periodista con una larga experiencia, además de biógrafa de la congresista demócrata Nancy Pelosi. Esto es lo que dice sin rodeos un párrafo del artículo:
«Ésta es la historia interna de la conspiración para salvar las elecciones de 2020, basada en el acceso al funcionamiento interno del grupo, documentos nunca antes vistos y entrevistas con docenas de personas involucradas de todo el espectro político. Es la historia de una campaña creativa, decidida y sin precedentes cuyo éxito también revela lo cerca que estuvo la nación del desastre. “Todo intento de interferir con el resultado adecuado de las elecciones fue derrotado”, dice Ian Bassin, cofundador de Protect Democracy, un grupo independiente de defensa del Estado de derecho. “Pero es sumamente importante que el país comprenda que no sucedió accidentalmente. El sistema no funcionó mágicamente. La democracia no es autoejecutable”.»
La teoría que desarrolla la revista Time podría resumirse en una frase: que el fin justifica los medios. El artículo presenta esa “conspiración” como un intento de salvar la democracia, de forma que crea una peligrosa equiparación entre uno de los candidatos y la democracia en sí. Con ello, lo que demuestra Time es su desconfianza en la propia democracia. De hecho, Ball expone así lo ocurrido:
«Para el presidente, algo andaba mal. “Todo fue muy, muy extraño”, dijo Trump el 2 de diciembre. “A los pocos días de las elecciones, fuimos testigos de un esfuerzo orquestado para ungir al ganador, incluso cuando todavía se estaban contando muchos estados clave”. En cierto modo, Trump tenía razón.»
«Una alianza informal entre activistas de izquierda y titanes empresariales»
Nuevamente, es la propia revista Time la que reconoce la “conspiración” citándola por su propio nombre:
«Se estaba desarrollando una conspiración entre bastidores, que redujo las protestas y coordinó la resistencia de los directores ejecutivos. Ambas sorpresas fueron el resultado de una alianza informal entre activistas de izquierda y titanes empresariales. El pacto se formalizó en una declaración conjunta concisa y poco notoria de la Cámara de Comercio de Estados Unidos y la AFL-CIO publicada el día de las elecciones. Ambas partes llegarían a verlo como una especie de negociación implícita, inspirada por las masivas, a veces destructivas protestas por la justicia racial del verano, en la que las fuerzas laborales se unieron con las fuerzas del capital para mantener la paz y oponerse al asalto de Trump a la democracia.»
Para los que lo desconozcan, la AFL-CIO es la Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales, el mayor y más poderoso sindicato de EEUU, que ha sido comparado con la mafia. En mayo de 2020 ese sindicato se comprometió a respaldar la candidatura de Biden, como ya apoyó en 2016 la de Hillary Clinton. La Cámara de Comercio de EEUU es un poderoso lobby empresarial que chocó con Trump por su rechazo a la inmigración masiva, que la Cámara considera beneficiosa para sus intereses (pues proporciona mano de obra barata, a costa de precarizar los empleos de los propios estadounidenses e incrementar el desempleo entre ellos).
Las insostenibles justificaciones de Time para esa «conspiración»
Time atribuye a esa alianza secreta un “esfuerzo en la sombra dedicado no a ganar el voto sino a garantizar que fuera libre y justo, creíble y no corrupto”, afirmando que esa coalición duró “durante más de un año”. Esta justificación no se sostiene: ¿tan fea es la causa de la democracia que tiene que ser defendida de espaldas al pueblo y con pactos secretos entre poderosas organizaciones?
Así mismo, Time se contradice al afirmar cuál era el verdadero objetivo de esa acción secreta: “El escenario que los activistas en la sombra estaban desesperados por detener no era una victoria de Trump. Fue una elección tan calamitosa que no se pudo discernir ningún resultado, un fracaso del acto central de autogobierno democrático que ha sido un sello distintivo de Estados Unidos desde su fundación”. Es decir, que según Time un poderoso sindicato que prometió ayudar a Biden no tenía en realidad la intención de derrotar a Trump con esa operación secreta. La tesis tiene una escasa credibilidad, pero además los métodos utilizados tampoco cuadran. Así los detalla Time:
«Su trabajo tocó todos los aspectos de la elección. Consiguieron que los estados cambiaran los sistemas de votación y las leyes y ayudaron a asegurar cientos de millones en fondos públicos y privados. Se defendieron de las demandas por supresión de votantes, reclutaron ejércitos de trabajadores electorales y consiguieron que millones de personas votaran por correo por primera vez. Presionaron con éxito a las empresas de redes sociales para que adoptaran una línea más dura contra la desinformación y utilizaron estrategias basadas en datos para combatir las difamaciones virales.»
Un «éxito» de la conspiración: la ola de censura en redes sociales
A juzgar por lo ocurrido, pues Time habla de “éxito” en sus presiones a las redes sociales, lo que esa coalición consiguió es que los gigantes tecnológicos aplicasen una censura sin precedentes en unas elecciones democráticas, llegando al extremo de suspender las cuentas del presidente de EEUU cuando aún estaba en el cargo. ¿Qué clase de campaña para salvar la democracia es la que califica como un “éxito” erosionar la libertad de expresión?
Los conspiradores eran «una camarilla bien financiada de personas poderosas»
Time explica, así mismo, la razón por la que ve la luz ese escandaloso artículo: “los participantes quieren que se cuente la historia secreta de las elecciones de 2020, aunque suene como un sueño febril paranoico”, y detalla quiénes fueron los implicados en esa operación: “una camarilla bien financiada de personas poderosas, que abarcan industrias e ideologías, que trabajan juntas detrás de escena para influir en las percepciones y cambiar las reglas y leyes, dirigen la cobertura de los medios y controlan el flujo de información. No estaban manipulando las elecciones; lo estaban fortaleciendo. Y creen que el público debe comprender la fragilidad del sistema para garantizar que la democracia en Estados Unidos perdure”.
Este último párrafo es realmente pasmoso: ¿que una “camarilla” de “personas poderosas” se dedique a dirigir la cobertura de los medios y controlar el flujo de la información con el fin de influir en las percepciones es lo que Time entiende por una democracia sana? ¿Ahora nos dirán que el pluralismo político, la libertad de expresión y la libertad de información son amenazas para la democracia? Es cómico que la revista lo niegue nada más detallarlo, porque lo que Time expone es una evidente manipulación de las elecciones para favorecer a un candidato.
De hecho, Time dice que Mike Podhorzer decidió “proteger” las elecciones en 2019. Podhorzer no sólo es el director político de la AFL-CIO, sino que también es uno de los directivos de America Votes, un poderoso lobby afín al Partido Demócrata que recibe gran parte de sus fondos de Democracy Alliance, un grupo financiado -entre otros- por George Soros.
El dirigente sindical vinculado con los disturbios de Black Lives Matter
El nombre de ese dirigente sindical vuelve a aparecer en el artículo de Time vinculado a la utilización política de los disturbios provocados por el movimiento ultraizquierdista Black Lives Matter:
«El levantamiento por la justicia racial provocado por el asesinato de George Floyd en mayo no fue principalmente un movimiento político. Los organizadores que ayudaron a dirigirlo querían aprovechar su impulso para la elección sin permitir que los políticos la cooptaran. Muchos de esos organizadores eran parte de la red de Podhorzer, desde los activistas en los estados de campo de batalla que se asociaron con la Democracy Defense Coalition hasta organizaciones con roles de liderazgo en el Movement for Black Lives.»
Los implicados se preparaban para repetir los disturbios si Biden perdía
Así mismo, Time deja en evidencia la amenaza que suponía para el proceso electoral la ola de violencia creada por ese movimiento: «El levantamiento de verano había demostrado que el poder de la gente podía tener un impacto masivo. Los activistas comenzaron a prepararse para repetir las manifestaciones si Trump intentaba robar las elecciones.» Curioso: cuando seguidores de Trump denunciaron el intento de los demócratas de “robar las elecciones”, medios progresistas les acusaron de conspiranoicos. Pero resulta que en los aledaños del Partido Demócrata se prepaba otra ola de violencia si Biden perdía.
De hecho, Time relata el nerviosismo de los partidarios de Biden en las primeras horas del recuento: “La noche de las elecciones comenzó con muchos demócratas desesperados. Trump se adelantó a las elecciones preelectorales, ganó Florida, Ohio y Texas fácilmente y mantuvo a Michigan, Wisconsin y Pensilvania”. Sin embargo, “Podhorzer no se inmutó”, señala Time, apelando a los datos de los que disponía. ¿O tal vez sabía que había en marcha algo para evitar sorpresas?
A pesar de ello, el nerviosismo continuó: “La alianza liberal se reunió para una llamada de Zoom a las 11 pm. Cientos se unieron; muchos se estaban volviendo locos”. Una de las implicadas, Angela Peoples, reconoce a Time sin rodeos: “Queríamos ser conscientes de cuándo era el momento adecuado para pedir que las masas se desplazaran a la calle”, en lo que la revista reconoce que habría sido “una demostración de fuerza”. Es decir, que los supuestos defensores de la democracia se preparaban para montar algaradas si el resultado electoral no era de su agrado, y Time lo cuenta con toda naturalidad.
¿Qué propósito tienen los conspiradores con ese artículo?
Cabe preguntarse qué pretenden los promotores de esa conspiración con la publicación de ese artículo, revelando sus maniobras en un medio tan influyente como Time. Parece una provocación en toda regla hacia Trump y sus seguidores, esperando que convoquen protestas para quizá tener una excusa para lanzar contra ellos una nueva caza de brujas en las redes sociales y también más allá de la red. Ese artículo es como decir: “sí, hicimos trampas, pero ahora tenemos el poder y tenéis que aguantaros”.
¿En 2016 protestaron contra el resultado electoral y en 2020 querían proteger la democracia?
Desde luego, lo que ha publicado Time es la guinda de la peligrosa deriva iniciada por la mayoría de los medios estadounidenses en 2016. Recordemos que hace cuatro años, ante una victoria legítima de Trump contra viento y marea, la izquierda política y mediática reaccionó furiosa, hablando de una conspiración rusa sobre la que no se halló la más mínima prueba, pidiendo más control de las redes sociales, convocando protestas contra el resultado electoral e incluso fantaseando con un posible asesinato de Trump como hizo la CNN.
Suena a burla sardónica que los mismos que alentaron todo eso digan ahora que cuatro años después pretendían proteger la democracia llevando a cabo una conspiración en las sombras para manipular las elecciones. Con esa conspiración, el daño que han hecho a la democracia en EEUU es gravísimo, y ellos serán los principales responsables de sus efectos, empezando por la pérdida de credibilidad del propio proceso democrático, burdamente manipulado por “una camarilla bien financiada de personas poderosas”.
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Foto: Erin Schaff/Getty Images.
ContandoEstrelas 6.2.21
@ElentirVigo EN Sab 6·2·2021 · 7:01 3
En estas últimas semanas, muchos medios tacharon de “conspiranoicos” a los que hablaban de un complot para alterar las elecciones presidenciales en EEUU.
El emotivo discurso de despedida de Trump como 45º presidente de los Estados Unidos
Los últimos mensajes de Trump en Twitter: leyéndolos se ve la causa real de la censura.
Pasmoso artículo en Time reconociendo sin rodeos una «conspiración»
Los gigantes de las redes sociales, como Twitter y Facebook, incluso emprendieron medidas de censura para castigar a los que afirmasen que se había cometido un fraude electoral. Después de esa campaña de descalificaciones y de censura, y una vez Joe Biden ya se ha instalado en la Casa Blanca, ha saltado la sorpresa desde el sitio más inesperado. Ayer la revista progresista Time, afín a Biden, publicaba un escandaloso artículo en el que no sólo no niega la existencia del complot, sino que incluso presume de él. La revista enlazó el artículo a las 5:01 de la madrugada, hora peninsular española, en su Twitter:
Una «conspiración» con el cínico pretexto de «salvar las elecciones»
El artículo se titula “La historia secreta de la campaña en la sombra que salvó las elecciones de 2020” (pulsa aquí para leer el original y aquí para leer una traducción automática al español). La autora del artículo es Molly Ball, una periodista con una larga experiencia, además de biógrafa de la congresista demócrata Nancy Pelosi. Esto es lo que dice sin rodeos un párrafo del artículo:
«Ésta es la historia interna de la conspiración para salvar las elecciones de 2020, basada en el acceso al funcionamiento interno del grupo, documentos nunca antes vistos y entrevistas con docenas de personas involucradas de todo el espectro político. Es la historia de una campaña creativa, decidida y sin precedentes cuyo éxito también revela lo cerca que estuvo la nación del desastre. “Todo intento de interferir con el resultado adecuado de las elecciones fue derrotado”, dice Ian Bassin, cofundador de Protect Democracy, un grupo independiente de defensa del Estado de derecho. “Pero es sumamente importante que el país comprenda que no sucedió accidentalmente. El sistema no funcionó mágicamente. La democracia no es autoejecutable”.»
La teoría que desarrolla la revista Time podría resumirse en una frase: que el fin justifica los medios. El artículo presenta esa “conspiración” como un intento de salvar la democracia, de forma que crea una peligrosa equiparación entre uno de los candidatos y la democracia en sí. Con ello, lo que demuestra Time es su desconfianza en la propia democracia. De hecho, Ball expone así lo ocurrido:
«Para el presidente, algo andaba mal. “Todo fue muy, muy extraño”, dijo Trump el 2 de diciembre. “A los pocos días de las elecciones, fuimos testigos de un esfuerzo orquestado para ungir al ganador, incluso cuando todavía se estaban contando muchos estados clave”. En cierto modo, Trump tenía razón.»
«Una alianza informal entre activistas de izquierda y titanes empresariales»
Nuevamente, es la propia revista Time la que reconoce la “conspiración” citándola por su propio nombre:
«Se estaba desarrollando una conspiración entre bastidores, que redujo las protestas y coordinó la resistencia de los directores ejecutivos. Ambas sorpresas fueron el resultado de una alianza informal entre activistas de izquierda y titanes empresariales. El pacto se formalizó en una declaración conjunta concisa y poco notoria de la Cámara de Comercio de Estados Unidos y la AFL-CIO publicada el día de las elecciones. Ambas partes llegarían a verlo como una especie de negociación implícita, inspirada por las masivas, a veces destructivas protestas por la justicia racial del verano, en la que las fuerzas laborales se unieron con las fuerzas del capital para mantener la paz y oponerse al asalto de Trump a la democracia.»
Para los que lo desconozcan, la AFL-CIO es la Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales, el mayor y más poderoso sindicato de EEUU, que ha sido comparado con la mafia. En mayo de 2020 ese sindicato se comprometió a respaldar la candidatura de Biden, como ya apoyó en 2016 la de Hillary Clinton. La Cámara de Comercio de EEUU es un poderoso lobby empresarial que chocó con Trump por su rechazo a la inmigración masiva, que la Cámara considera beneficiosa para sus intereses (pues proporciona mano de obra barata, a costa de precarizar los empleos de los propios estadounidenses e incrementar el desempleo entre ellos).
Las insostenibles justificaciones de Time para esa «conspiración»
Time atribuye a esa alianza secreta un “esfuerzo en la sombra dedicado no a ganar el voto sino a garantizar que fuera libre y justo, creíble y no corrupto”, afirmando que esa coalición duró “durante más de un año”. Esta justificación no se sostiene: ¿tan fea es la causa de la democracia que tiene que ser defendida de espaldas al pueblo y con pactos secretos entre poderosas organizaciones?
Así mismo, Time se contradice al afirmar cuál era el verdadero objetivo de esa acción secreta: “El escenario que los activistas en la sombra estaban desesperados por detener no era una victoria de Trump. Fue una elección tan calamitosa que no se pudo discernir ningún resultado, un fracaso del acto central de autogobierno democrático que ha sido un sello distintivo de Estados Unidos desde su fundación”. Es decir, que según Time un poderoso sindicato que prometió ayudar a Biden no tenía en realidad la intención de derrotar a Trump con esa operación secreta. La tesis tiene una escasa credibilidad, pero además los métodos utilizados tampoco cuadran. Así los detalla Time:
«Su trabajo tocó todos los aspectos de la elección. Consiguieron que los estados cambiaran los sistemas de votación y las leyes y ayudaron a asegurar cientos de millones en fondos públicos y privados. Se defendieron de las demandas por supresión de votantes, reclutaron ejércitos de trabajadores electorales y consiguieron que millones de personas votaran por correo por primera vez. Presionaron con éxito a las empresas de redes sociales para que adoptaran una línea más dura contra la desinformación y utilizaron estrategias basadas en datos para combatir las difamaciones virales.»
Un «éxito» de la conspiración: la ola de censura en redes sociales
A juzgar por lo ocurrido, pues Time habla de “éxito” en sus presiones a las redes sociales, lo que esa coalición consiguió es que los gigantes tecnológicos aplicasen una censura sin precedentes en unas elecciones democráticas, llegando al extremo de suspender las cuentas del presidente de EEUU cuando aún estaba en el cargo. ¿Qué clase de campaña para salvar la democracia es la que califica como un “éxito” erosionar la libertad de expresión?
Los conspiradores eran «una camarilla bien financiada de personas poderosas»
Time explica, así mismo, la razón por la que ve la luz ese escandaloso artículo: “los participantes quieren que se cuente la historia secreta de las elecciones de 2020, aunque suene como un sueño febril paranoico”, y detalla quiénes fueron los implicados en esa operación: “una camarilla bien financiada de personas poderosas, que abarcan industrias e ideologías, que trabajan juntas detrás de escena para influir en las percepciones y cambiar las reglas y leyes, dirigen la cobertura de los medios y controlan el flujo de información. No estaban manipulando las elecciones; lo estaban fortaleciendo. Y creen que el público debe comprender la fragilidad del sistema para garantizar que la democracia en Estados Unidos perdure”.
Este último párrafo es realmente pasmoso: ¿que una “camarilla” de “personas poderosas” se dedique a dirigir la cobertura de los medios y controlar el flujo de la información con el fin de influir en las percepciones es lo que Time entiende por una democracia sana? ¿Ahora nos dirán que el pluralismo político, la libertad de expresión y la libertad de información son amenazas para la democracia? Es cómico que la revista lo niegue nada más detallarlo, porque lo que Time expone es una evidente manipulación de las elecciones para favorecer a un candidato.
De hecho, Time dice que Mike Podhorzer decidió “proteger” las elecciones en 2019. Podhorzer no sólo es el director político de la AFL-CIO, sino que también es uno de los directivos de America Votes, un poderoso lobby afín al Partido Demócrata que recibe gran parte de sus fondos de Democracy Alliance, un grupo financiado -entre otros- por George Soros.
El dirigente sindical vinculado con los disturbios de Black Lives Matter
El nombre de ese dirigente sindical vuelve a aparecer en el artículo de Time vinculado a la utilización política de los disturbios provocados por el movimiento ultraizquierdista Black Lives Matter:
«El levantamiento por la justicia racial provocado por el asesinato de George Floyd en mayo no fue principalmente un movimiento político. Los organizadores que ayudaron a dirigirlo querían aprovechar su impulso para la elección sin permitir que los políticos la cooptaran. Muchos de esos organizadores eran parte de la red de Podhorzer, desde los activistas en los estados de campo de batalla que se asociaron con la Democracy Defense Coalition hasta organizaciones con roles de liderazgo en el Movement for Black Lives.»
Los implicados se preparaban para repetir los disturbios si Biden perdía
Así mismo, Time deja en evidencia la amenaza que suponía para el proceso electoral la ola de violencia creada por ese movimiento: «El levantamiento de verano había demostrado que el poder de la gente podía tener un impacto masivo. Los activistas comenzaron a prepararse para repetir las manifestaciones si Trump intentaba robar las elecciones.» Curioso: cuando seguidores de Trump denunciaron el intento de los demócratas de “robar las elecciones”, medios progresistas les acusaron de conspiranoicos. Pero resulta que en los aledaños del Partido Demócrata se prepaba otra ola de violencia si Biden perdía.
De hecho, Time relata el nerviosismo de los partidarios de Biden en las primeras horas del recuento: “La noche de las elecciones comenzó con muchos demócratas desesperados. Trump se adelantó a las elecciones preelectorales, ganó Florida, Ohio y Texas fácilmente y mantuvo a Michigan, Wisconsin y Pensilvania”. Sin embargo, “Podhorzer no se inmutó”, señala Time, apelando a los datos de los que disponía. ¿O tal vez sabía que había en marcha algo para evitar sorpresas?
A pesar de ello, el nerviosismo continuó: “La alianza liberal se reunió para una llamada de Zoom a las 11 pm. Cientos se unieron; muchos se estaban volviendo locos”. Una de las implicadas, Angela Peoples, reconoce a Time sin rodeos: “Queríamos ser conscientes de cuándo era el momento adecuado para pedir que las masas se desplazaran a la calle”, en lo que la revista reconoce que habría sido “una demostración de fuerza”. Es decir, que los supuestos defensores de la democracia se preparaban para montar algaradas si el resultado electoral no era de su agrado, y Time lo cuenta con toda naturalidad.
¿Qué propósito tienen los conspiradores con ese artículo?
Cabe preguntarse qué pretenden los promotores de esa conspiración con la publicación de ese artículo, revelando sus maniobras en un medio tan influyente como Time. Parece una provocación en toda regla hacia Trump y sus seguidores, esperando que convoquen protestas para quizá tener una excusa para lanzar contra ellos una nueva caza de brujas en las redes sociales y también más allá de la red. Ese artículo es como decir: “sí, hicimos trampas, pero ahora tenemos el poder y tenéis que aguantaros”.
¿En 2016 protestaron contra el resultado electoral y en 2020 querían proteger la democracia?
Desde luego, lo que ha publicado Time es la guinda de la peligrosa deriva iniciada por la mayoría de los medios estadounidenses en 2016. Recordemos que hace cuatro años, ante una victoria legítima de Trump contra viento y marea, la izquierda política y mediática reaccionó furiosa, hablando de una conspiración rusa sobre la que no se halló la más mínima prueba, pidiendo más control de las redes sociales, convocando protestas contra el resultado electoral e incluso fantaseando con un posible asesinato de Trump como hizo la CNN.
Suena a burla sardónica que los mismos que alentaron todo eso digan ahora que cuatro años después pretendían proteger la democracia llevando a cabo una conspiración en las sombras para manipular las elecciones. Con esa conspiración, el daño que han hecho a la democracia en EEUU es gravísimo, y ellos serán los principales responsables de sus efectos, empezando por la pérdida de credibilidad del propio proceso democrático, burdamente manipulado por “una camarilla bien financiada de personas poderosas”.
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Foto: Erin Schaff/Getty Images.
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