Por Luciana Geuna
Lo hizo Schoklender en una presentación ante la Justicia. Dijo que la Fundación aportó a campañas de la Presidenta, de Boudou y del número dos de Obras Públicas. Y habló de facturas por $ 1,5 millón.
Lo hizo Schoklender en una presentación ante la Justicia. Dijo que la Fundación aportó a campañas de la Presidenta, de Boudou y del número dos de Obras Públicas. Y habló de facturas por $ 1,5 millón.
Despojado de la calma que había mostrado hasta ahora, sin abogados, y decidido a alterar los tiempos de la justicia, Sergio Schoklender presentó un escrito en la Fiscalía Antilavado y en el juzgado de Norberto Oyarbide asegurando que tenía documentación respaldatoria para sostener revelaciones escandalosas: facturas de gastos de campaña por más de $ 1.500.000 de la presidenta Cristina Kirchner, el ministro de Economía, Amado Boudou y el subsecretario de obras públicas de la Nación, Abel Fatala, pagados por la Fundación.
También dijo tener pruebas de la existencia de una cuenta en el exterior de dos millones de euros a nombre de Hebe de Bonafini y Mercedes de Meronio, presidenta y vice de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, y un listado de funcionarios de alto rango que viajaron en su avión privado entre otras afirmaciones políticamente sensibles.
Aunque la causa sigue bajo secreto de sumario, fuentes judiciales confirmaron la recepción del escrito con documentación anexa que se está analizando. Fue el martes y la presentación hizo que Oyarbide ordenara un exhorto a España –donde estaría la cuenta– para confirmar los datos.
En paralelo, voceros de la Asociación dijeron a Clarín que la cuenta efectivamente existió en la Caja de Asturias pero que se trataba de una caja de ahorros donde municipios de ese Estado ibérico depositaron donaciones para la Asociación.
El contenido completo de las denuncias que Schoklender hizo ante el juzgado son una réplica exacta de un mail anónimo que circuló la semana pasada por las redacciones de los diarios. En su presentación, el ex apoderado de la Fundación consignó esos datos como propios y los expuso con el argumento supuesto de ser “de interés para la causa”.
Señaló también que existen contratos originales firmados por la empresa Meldorek –la constructora de Schoklender que manejaba las obras de las Madres– con los gobernadores de Chaco, Jorge Capitanich; de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, de Buenos Aires, Daniel Scioli y el intendente de Tigre, Sergio Massa. En diálogo con Clarín, voceros de Massa, Scioli y Capitanich desmintieron esa versión.
Schoklender sostuvo además que en los aviones de Meldorek habrían viajado Capitanich, el sindicalista Pablo Moyano, y funcionarios como Abel Fatala y la ministro de Producción, Débora Giorgi. Entonces, las obras de las Madres que comandaba el ex apoderado se mostraban como un orgullo de gestión.
Hasta mayo, cuando dejó su puesto de mandamás de la Fundación en medio de un escándalo por la administración de los planes de viviendas sociales, Schoklender tutelaba personalmente estas obras que recibieron más de 700 millones de pesos del Estado nacional a través de los convenios con provincias y municipios. Desde el ministerio de Planificación, uno de los funcionarios a cargo de estos planes era justamente Fatala a quien Schoklender señala ahora como beneficiario del financiamiento de una campaña que lanzó en enero pasado para posicionarse como posible candidato a jefe de Gobierno porteño, postulación que finalmente nunca sucedió.
El ex apoderado asegura que hay facturas que muestran cómo la Fundación –que vivía de los fondos del Estado nacional– le pagó una campaña de afiches.
Una acusación similar lanzó contra Cristina Kirchner y el ministro de Economía, Amado Boudou, que también estuvo en carrera para la Ciudad hasta que la Presidenta eligió a Filmus y le guardó a él un destino más auspicioso como candidato a vicepresidente.
Desde que se abrió este caso, Schoklender era un asiduo y silencioso visitante de los Tribunales que funcionan en Comodoro Py 2002. En las pocas oportunidades en que dijo algo a los periodistas, afirmaba que “este era el momento de hablar en la justicia no en los medios”. Algo alteró su decisión porque el martes a la mañana perdió la calma frente a dos cronistas –y a un tercero más tarde– a los que les aseguró que iba a “hablar de todo y de todos”.
Como anticipo, no dijo pocas cosas: “Todo anduvo bien hasta que murió Néstor”; “el que avisa no es traidor”; y “querían que pasaran los días hasta después de las elecciones. Ahora van a tener que escucharme”. También sostuvo que había acordado con Boudou y Giorgi un crédito por diez millones de pesos para Meldorek –su empresa investigada– con el objeto construir plantas de producción de un sistema de viviendas.
Entonces no se sabía que su furia había llegado al expediente: en dos escritos acompañados por documentación aún desconocida, apuntó al centro del kirchnerismo y a quien era su protectora, Hebe de Bonafini. En el medio se quedó sin abogados, alejados por el cambio de estrategia.
Ahora dice que asumirá él mismo su defensa. Su primer acto fue el martes cuando estampó la firma en la presentación y debajo escribió: “Dr. Sergio Schoklender”.
(09/09/11).
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