domingo, 2 de octubre de 2011

La Muerte de la Oposición

Finalmente, la oposición se fue a su casa. Bajaron la persiana, cerraron el kioskito y listo. Claro, una derrota aplastante de 50 a 12 genera ese efecto en cualquiera.
Ahora, ¿cómo es posible que en una República pase algo así? Se supone que el sistema está basado en la división de poderes y la alternancia, sin embargo, quien va por un tercer período tiene la mayor popularidad.
Fue la misma oposición la que le abrió las “puertas del trono” al kirchnerismo y al populismo. Desde el principio. Ah, la oposición... y los malvados “medios hegemónicos”.
Primero, todos, pero todos aplaudieron el Golpe de Estado que se le asestó a la Corte Suprema de Justicia. Fue removida por medios no establecidos en la Constitución, a través de operaciones mediáticas y con toda la oposición aplaudiendo de pie. Lo que buscaban muchos (bah, el grupo Clarín) era que se convalidara la pesificación asimétrica (y la consecuente licuación en las deudas adquiridas al expandirse de una forma descomunal) y que la Corte afín al gobierno no hiciera lugar a ningún reclamo por los supuestos dólares que habían depositado.
Siguiendo con el juego, el poder y los medios hicieron una importante movida para remover de los medios masivos de comunicación todo debate político y todo humor político. Primero sacaron a todos del aire (probablemente a cambio de algún tipo de favor). Después, todos los que quedaron refugiados en el canal de cable P&E, fueron comprados por el grupo Clarín, que lo cerró (todo esto mientras el maléfico Magnetto tomaba cafecito con Néstor).
Mientras, casi todos los periodistas miraban con simpatía las formas en las que el presidente “construía poder”, cosa que no debería ser necesaria en una república: el poder ya está construido a través de ciertas instituciones y, los que temporalmente las administran, pueden realizar una serie de acciones a través de las mismas, pero nada más ni nada menos. Muy pocos se animaban a criticar esa forma de detentar el poder, ni hablar de mostrar que, a través de las mismas formas, el finao había manejado su provincia como un feudo.
En el conflicto con el campo, Clarín se dio vuelta (¿habrá pensado que se le acababa el poder a ese gobierno y era tiempo de estar en la vereda de enfrente? ¿No daba para más arreglar las tapas con don Albert Fernández? ¿Un mix?). Además, creció el sentimiento anti-gobierno, a tal punto que, el mismísimo invencible Néstor K, perdió en la Provincia de Buenos Aires a manos de De Narváez.
Y attenti, que acá es cuando la oposición se pone una fábrica de armas, le da gas a la línea de producción y cada bomba que sale de ahí, se la da al oficialismo para que los mate.
Después de las elecciones, el oficialismo apuró dos leyes fundamentales para mantenerse en el poder: La estatización de Aerolíneas y la estatización de los fondos de pensión, o sea, de las AFJP. La oposición recién electa, tendría que haber hecho lo imposible para que temas tan importantes como esos, tuvieran un debate mayor a los seis meses que faltaban para el recambio legislativo. En cambio, ambos proyectos fueron votados por una amplia mayoría, tanto oficialista como opositora (tanto de los que estaban en ejercicio, como de que los recién electos no pusieron el grito en el cielo).
Aerolíneas había sido, hasta antes de su privatización, una cueva de ladrones y curros, colonizada por gremios, con gente que no laburaba nunca, etc. Luego de su privatización, siguió dando un mal servicio, justamente porque las regulaciones laborales y la unicidad sindical, permitían que los gremios apretaran, laburaran para el orto, etc. Pero bueno, por lo menos no la pagaban todos con impuestos. ¿Qué pensaba la oposición que iba a pasar cuando se le volviera a poner una banderita argentina a la empresa? ¿Que se iba a convertir en una empresa eficiente, con bajos precios y mejor servicio? ¿Que mágicamente se iba a convertir en una aerolínea modelo? ¿A nadie se le ocurrió que iba a pasar lo que siempre pasó con las empresas estatales? O sea, que se iba a convertir en una cueva donde el oficialismo de turno acomodaba a sus militantes.
La estatización de los fondos de pensión, lo mismo. Hasta el momento era un sistema bastante malo, hiperregulado, con altas comisiones y con la obligación de las empresas de, cada tanto, comprar títulos de la deuda pública. Ahora ¿era la solución estatizarlos? ¿Qué pensaban que iba a hacer el ejecutivo? ¿Pagarles las sentencias a los jubilados? ¿O hacer lo que hizo el estado cada vez que metió mano en los fondos de pensión? O sea, repartirlos con los amigos, generar obra pública y cargos estatales donde meter a sus partidarios y militantes y dedicar una buena parte al clientelismo político.
No contentos con esto, la Coalición Cívica trató de ser más buena que Papá Noel y los Reyes Magos juntos y dar un subsidio a cada menor de edad. Así de la nada y porque sí, creyendo que por dar plata de la nada, bah, afanándosela a otro, puede reducirse la pobreza del país. Y le da las llaves del reino al oficialismo. El ejecutivo es el encargado de repartir esa platita. De nuevo ¿Qué pensaban que iba a pasar con eso? ¿Que de repente todos los habitantes de la argentina se iban a volver instruidos y que iban a disociar que alguien le dé esa plata de su dependencia de los mismos (y su “deuda”)? ¿Acaso no nadie pudo hacer una analogía de lo que había pasado en Argentina en 70 años de populismo, dádivas y clientelismo? ¿Y con qué platita se hace eso? ¿Con la de los fondos de pensión? ¿Con la de las sentencias no pagadas? Claro, total los mayores de 65 no tienen que ir a votar.
La oposición que había ganado la mayoría de las bancas en el 2009, tenía el derecho de hacerse con la presidencia de la cámara de diputados y de la mayoría de las comisiones clave de ambas cámaras. PARA ESO LOS HABÍAN VOTADO. Sin embargo, para no ser “destituyentes” y para no “desestabilizar” al gobierno, le dejaron al oficialismo la presidencia de la cámara y de las comisiones. A ver si les entra: EL TRABAJO DEL CONGRESO ES DESESTABILIZAR AL EJECUTIVO. Es tenerlo siempre en jaque y evitar que trate de ganar poder y llevarse puesta a la república. El trabajo del congreso no es hacer leyes que digan si puede o no haber un salero en un restaurant, sino cuidar a los ciudadanos de posibles arrebatos y avances del poder ejecutivo. Digamos que tiene que revisar todas las leyes existentes y ver cuáles están al pedo y sacarlas, cuáles deben ser actualizadas y cuales están claramente contra la Constitución y derogarlas.
La ley de medios es un espanto inconstitucional por el cual se quiere manejar a la prensa desde el poder. A TODOS los políticos les encantó. Claro, la prensa se encarga de mostrar que son humanos, que tienen falencias, que se mandan cagadas grandes como un avión de aerolíneas, que muchos son corruptos, etc., etc. No se habían animado antes, pero TODOS la votaron. De nuevo ¿Qué pensaban que iba a hacer el ejecutivo con esta ley? ¿Darles medios de comunicación al radicalismo? ¿Repartir equitativamente publicidad oficial? ¿O crear una máquina propagandística a su favor, que denoste a todo disidente, tanto de los medios de comunicación como de la oposición? Digo, ya hacía unos cuántos años que estaba el kirchnerismo en el poder, además de que era lo mismo que habían hecho en Santa Cruz.
Finalmente, la Ley de Partidos políticos. Ah, ¡bendita ley! De nuevo, la votaron TODOS. Esta ley hace que sea extremadamente difícil crear un nuevo partido político, restringe las formas de financiamiento de campañas y anuncios (todo guita que entrega el mismo estado), tiempos de las campañas y, también, fija las internas únicas abiertas y obligatorias. Los partidos políticos son instituciones intermedias para presentar y decidir quiénes van a disputarse el ejercicio del poder. Se supone que sean independientes del estado, que tomen decisiones propias cuando quieran y como quieran, consultando a sus afiliados o a dedo, tejan alianzas, negocien planes y demás. Pero así, es el propio estado y el ejecutivo quien les impone la agenda y los tiempos.
Y así llegamos al 50 a 12. Cada decisión de la oposición, durante años, fue equivocada. Cada vez que tuvieron la oportunidad de ponerse del lado de la República, se pusieron del lado de la demagogia. Cada vez que pudieron ponerse del lado del ciudadano y proteger su propiedad y su libertad, le regalaron una nueva caja a los que detentan el poder. Cada vez que pudieron juntarse para remover a una runfla de bandidos del poder, se pelearon como divas de calle Corrientes y diluyeron lo que habían conseguido.
El radicalismo terminó de morir, Lilita firmó el obituario de la Coalición, Duhalde fue comido por el monstruo que creó, Clarín se está por comer una tremenda embestida y a Proyecto Sur ya no lo conoce ni su fundador. Una sola palabra: ¡JODANSÉ! Son víctimas del mismo monstruo que crearon. ¿Pensaban que podían ser más peronistas que el peronismo? ¡Miren qué bien que les salió! ¿Pensaban que había que recuperar la “fuerza” del ejecutivo después del 2001? ¡Miren qué bien que les salió! Tanta fuerza le dieron que se los llevó puestos.
En un país donde las provincias que tienen un 60% de empleados públicos y/o personas con subsidios personales el oficialismo arrasa siempre.
EL ESTADO SE VOTA A SÍ MISMO.
Como dice José Benegas: “Cría estado y te comerá votos”.
Aquí yace la oposición....de formas, no de fondo.
OPOSICIÓN, DESCANSÁ EN PAZ. No te vamos a extrañar.
Que no te pisen.

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