Cristina Kirchner le pidió a la gente que “le haga un vacío” a los comercios que aumentan los precios. La inflación responde a los problemas estructurales de la economía nunca resueltos y a las políticas desacertadas del Gobierno. El trecho que separa la cruda realidad económica que viven los argentinos y la percepción que tiene Cristina Kirchner es cada vez más grande.
De lo contrario no se explican los absurdos pedidos realizados por la primera mandataria que, al mejor estilo Lita de Lázzari (la extitular de la Asociación de Amas de Casas), ayer le recomendó a los ciudadanos hacerle “un vacío” a las empresas y a los comercios que aumentan los precios. La realidad corre por un carrill absolutamente distinto.
Los precios aumentan porque existe una inflación galopante, que ni siquiera es reconocida por el Gobierno nacional, producto de una emisión monetaria descontrolada que se usa para sostener el enorme aparato de clientelismo político armado por la administración.
A eso se le suman las empresas monopólicas, amigas del poder, que al concentrar una parte importante del mercado, fijan precios a diestra y siniestra, con el consentimiento del Gobierno K. “No voy a utilizar la palabra boicot, porque cuando la utilizó Néstor Kirchner se armó un revuelo, pero digámosle hacer el vacío”, afirmó la jefa de Estado. “Si no te defendés vos, no te defiende nadie, y está demostrado que no sirve de nada obligar a pagar algo. Es el propio usuario el que tiene que hacer valer sus derechos”, agregó CFK desde la Casa Rosada.
Lo que habría que preguntarle a la Presidenta es cómo hacen los ciudadanos que necesitan comprar -por ejemplo- una bolsa de cemento a precio accesible, cuando una empresa -Loma Negra- concentra casi el 50% del negocio, mientras que si se suman Minetti y Avellaneda, la concentración llega al 96%.
Lo mismo ocurre con los productos lácteos: dos empresas concentran casi la totalidad del mercado. Eso no es todo: el 89% del pan lactal es producido por dos empresas; dos firmas fabrican el 73% de las galletitas dulces y el 77%, de las saladas; dos empresas controlan el 84% del mercado de gaseosas.
Los ejemplos se multiplican. Para intentar defender su postura, la Presidenta volvió a falsear la realidad, echándole la culpa a los comerciantes de la Costa Atlántica por el rotundo fracaso del movimiento turístico en la presente temporada. “Todo el mundo se puso a tono con los precios porque se dieron cuenta que como habían subido mucho, la gente no venía. Y eso es lo que hay que hacer, hay que comenzar a manejar nuestro poder de usuarios y consumidores”, explicó.
La realidad es que los pobres resultados en la Costa son consecuencia de la recesión económica, y de la ola inflacionaria que pone en jaque el poder adquisitivo de los ciudadanos de clase media, muchos de los cuales no han tenido otra alternativa que sacrificar sus vacaciones o acortar significativamente sus estadías en los lugares de veraneo.
A su vez, en las palabras de la Presidenta, se reconoce de manera implícita el rotundo fracaso de la política que siguió adelante el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que durante años se jactó de hacer acuerdos de precios con empresarios amigos del poder político que jamás funcionaron. La realidad está marcada por los que dicen los precios en las góndolas y éstos demuestran que el famoso “modelo”, que tanto mencionan los kirchneristas, es una gran mentira. En un mundo capitalista, de poco sirven los consejos de CFK. La solución a la inflación jamás puede provenir del voluntarismo o de mecanismos para encorsetar la economía.
Posted: 27 Jan 2013 09:56 AM PST
Por diario HOY.-
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